Es patente: la trifulca en el PSOE, que se vive agitadamente en los medios, especialmente los digitales domina los mentideros políticos. Poco a poco, aun sin estar oficialmente convocadas las primarias ni proclamados los candidatos, va emergiendo el perfil de cada uno de ellos y las noticias parecen ser golpes de cincel para labrar las respectivas figuras. La imagen de Susana Díaz mezcla su temperamento y discursos populistas y caudillistas con un apoyo sólido en casi todas las instancias de poder: de cuadros del partido, para arriba, hasta las figuras legendarias de las épocas gloriosas; de votantes y simpatizantes del PP; de importantes medios de comunicación, como el grupo Prisa, entregado al embrujo andaluz; de personalidades públicas de toda índole. Se añaden las diputados socialistas con sano sentido gregario, aunque quizá poco olfato político. Parece una candidatura que los de Podemos llamarían "muy del régimen". Y desde luego lo es: España, la dinastía y en cuanto a la Iglesia, ni tocarla.
A esto hay que añadir una imagen de consumo interno de muy mal fario: política profesional que no tiene un palmarés de ganadora de elecciones abiertas, ducha en intrigas palaciegas y golpes de mano. Carácter despótico e imperativo. Y lo que más daño le hace es esa identificación servil de la junta gestora con sus planes personales y la instrumentalización del partido al servicio de su persona.
Hacer de todo eso una candidatura aceptable para unas bases soliviantadas que se han movilizado contra todo tipo de zancadillas para presentar su propuesta es tarea hercúlea. A lo mejor, no sintiéndose hercúleos, los gestores optan por la vía negativa de montar un contencioso con ese capricho del control de las cuentas a fin de poner trabas a la candidatura de Sánchez. Con ánimo de defenestrarlo por segunda vez. Ahí sí que provocarían una sublevación porque, como está a la vista, el control contable puede ser necesario para las candidaturas de Díaz y López, que manejan directa o indirectamente recursos institucionales; pero no para Sánchez, que viene del frío exterior.