No vi el debate de ayer. En general, no veo la televisión. Así que imagínense el pasmo que me produjo encontrarme también ayer un tuit de un tal Guillermo Toledo metiéndose conmigo diciendo que me imaginaba viendo con envidia a mis "amigos" Corcuera y Leguina en 13TV porque por lo menos alguien se acuerda de ellos. Insisto: no veo la tele; menos 13TV; cuando me han llamado, me he negado a ir; y Corcuera y Leguina no son amigos míos. Así que ese tal Toledo está en Babia; pero mala Babia.
No vi el debate Iglesias-Rivera porque, además de no mirar la tele (aseguro que no hace falta, que se gana mucho tiempo y se está mejor informado) tenía cosas importantes que hacer. Según opinión generalizada, no me perdí nada. Los cachorros de la nueva política son tan livianos, carentes de ideas y escurrajas como los de siempre pero más gallitos y pisaverdes. También en opinión general, Rivera se comió a Iglesias y le ganó el debate. Claro, todo el día dando la matraca de plató en plató, no te queda tiempo para prepararte nada con mínima seriedad. O quizá no haya nada que preparar. Podemos es un bluff cuyo gancho callejero reside en que las demás opciones son todavía más aburridas, mientras que ella trae aires de renovación. Aires o más bien soplos que no mueven ni las hojas de los árboles. Porque, en fin, por lamentable que sea el encelafograma programático de Podemos, que no dé ni para imponerse dialécticamente a esta especie de broker de Rivera quiere decir que no andan muy duchos de retórica y no dominan los temas, lo cual es muy significativo del respeto con que tratan a sus seguidores y votantes.
La idea de que la acción política se realiza en los medios es un principio esencial del catón de Podemos. Si nuestra sociedad es una sociedad mediática, de audiencias, como dicen los textos de comunicación, lo que corresponde es juntar la teoría con la praxis, llevar el debate político a la televisión y, por tanto ajustarse a aquellas. El éxito de Podemos aquí ha sido espectacular: lanzado a todo trapo por la Sexta de TV, sus dirigentes se quejan continuamente de tener a todos los medios en frente y de que hay una campaña contra ellos. Es una mentira que se revela al ver el trato de excepción que reciben dirigentes de Podemos, a todas horas del día en todos los medios de comunicación. Compárese con los demás. En el mes de mayo pasado, Iglesias apareció 16 veces en la tele; Rivera, 14; seis Sánchez y una el Sobresueldos.
A rajatabla llevan la idea de colonizar los medios. Otra cosa es el contenido de lo que largan por ellos. Porque, entre la frecuencia de apariciones que los medios imponen y la lentitud conceptual e intelectual de sus líderes, las intervenciones se convierten en aburridas y repetitivas monsergas sin tino ni tasa. Resulta así que posiblemente la saturación de los medios acaba produciendo el efecto contrario. Es una especie de bullying mediático Los espectadores están hartos de encontrarse a alguien de Podemos a todas horas y en todos los programas y diciendo siempre lo mismo, o sea, nada (lo de la sonrisa, copiado Rodríguez Zapatero y la necesidad de desempatar cuando no ha habido un empate) ya que la consigna de la cúpula es que nadie diga nada para evitarse crisis como las de IU antaño.
Quienes de verdad no disponen de ningún medio a su favor y siempre ha sido así, son los socialistas. Ya quisieran estos contar con periodistas tan entregados como Ferreras y su esposa a la tarea de conseguir el "sorpasso", capaces de tomarse en serio la iconocgrafía de la campaña electoral de Podemos, que parece diseñada por Walt Disney, interpretando la imagen incorfomista de Podemos como si fuera la abeja Maya. Precisamente la sobresaturación de los colorines de la abeja Maya es lo que puede causar el efecto boomerang, esto es desmovilizar el voto y que acabe ganando la derecha.
Que, en buena medida, es lo que los autores de Podemos ya sabían desde un principio. Pero todo se entiende, si no hay sorpasso quedará Izquierda Unida-Podemos para los siguientes doscientos años. No pasa nada.