Palacio de cristal del Retiro madrileño, un precioso lugar en medio del otoño, espacioso, luminoso, diáfano. Uno se siente casi alado. Vidrio, metal, agua, árboles y piedra. Todo yace y nada se está quieto. Uno tampoco. La contemplación es itinerante. Todo son puntos de fuga. Por el espacio deambulan los visitantes como si fueran figuras de Delvaux o del Año pasado en Marienbad. Solo que con móviles en las manos, cuyos ojos diminutos van registrando las imágenes que salen al paso. Silencio. Ni una palabra. Hay algo catedralicio en esta exposición.
El artista conceptual Danh Vo ha colgado del techo de la estructura metálica decenas de huesos fósiles de mamuts y otros seres del pleistoceno. Los restos casi pétreos y porosos se balancean suavemente al albur de imperceptibles corrientes de aire. En medio, un Cristo de marfil del siglo XVII crucificado pero sin leño. Algunas piezas por el suelo, como un molar de paquidermo con el que podría triturarse un huerto. ¿Significado? El que quiera darle cada cual. Incluso ninguno. ¿Por qué ha de tener todo un significado? ¿Por qué no tomar las cosas como son según aparecen? ¿Porque nunca aparecen como son ni son como aparecen? Eso son filosofías que atribulan, angustian, oscurecen el espíritu. ¿Por qué no ser cosas, huesos, que es lo que somos por encima o por debajo de lo que creemos ser y solamente lo somos transitoriamente?
Este Danh Vo, nacido en 1975, pertenece a la generación del boat people, los miles y miles de vietnamitas que se echaron al mar en embarcaciones improvisadas cuando los EEUU perdieron la guerra de Vietnam y eran recogidos, cuando lo eran, por embarcaciones de diferentes países. La barca en la que Danh Vo viajaba a los cuatro años con su familia fue recogida por un mercante danés y eso condicionó de modo absoluto su desarrollo posterior. Educado en Dinamarca y luego Alemania, ha pasado por varios países, reside actualmente en México y es un ejemplo logrado de creador expatriado, nómada, sin vínculos con tradiciones, usos, costumbres. Su creación no arraiga en ningún pasado con continuidad cultural. Así que, ¿por qué no colgar huesos fosilizados de mamut del cielorraso de un palacio de cristal? Es más, casi parece que estén ahí por derecho propio.