dimarts, 27 d’octubre del 2015

Balance de un desastre.

Ayer, el presidente Sobresueldos compareció ante los medios y la opinión durante mucho más tiempo que en el resto de su mandato. Dio una rueda de prensa en La Moncloa y, valiente como él solo, se sometió a una docena de preguntas previamente grabadas, peinadas y censuradas de los ciudadanos. Esto es, el habitual espectáculo ridículo hecho de falsedad, engaño y embuste en que este personaje tiene al país desde que comenzó a gobernar, o sea a mentir, pues no hace otra cosa. Era tal su insistencia en comparecer que, si nos descuidamos, nos llama por teléfono uno a uno a colocarnos sus desvergonzadas patrañas.

Siendo final de legislatura, el políglota montó un número, haciéndose fotografiar ante un lema que rezaba compromiso cumplido. Él, que empezó su mandato asegurando que su sentido del deber le obligaba a no cumplir sus promesas. Las habrán cumplido los ángeles del Señor mientras él leía el Marca, igual que araban los campos de Vargas mientras San Isidro rezaba.

Su habitual y machacona ristra de mentiras no merece ni un breve comentario. Ignoro si hay alguien en esta galaxia que crea algo de lo que dice este hombre y eso cuando se le entiende. Vayamos al balance real de estos cuatro años alucinantes de estupideces, incompetencias, latrocinios y puro desastre.

Situación económica. El Sobresueldos es muy aficionado a expectorar cifras, datos, estadísticas para probar lo bien que ha hecho los deberes que le puso Frau Merkel. Todo mentira. Todo falso: no hay más empleo, sino menos que en tiempos de Zapatero y, además, de peor calidad. Es falso que España sea el país que más crece en PIB. Según los datos de Eurostat hay, cuando menos, diez que crecen más en Europa. Falso que se cumpla el déficit; ni ahora, ni en un año. Falso que su presupuesto sea viable; se lo han dicho todos los eurócratas. Falso que haya bajado los impuestos: los subió en 23.000 millones y los ha bajado en 5.000. Es decir, los ha subido en 18.000 millones. Y como estas falsedades, todas las demás. En cualquier país del mundo un mentiroso tan compulsivo estaría en tratamiento psiquiátrico. Aquí es presidente del gobierno.

La corrupción, dice, ha hecho más daño al PP que la crisis económica. De nuevo falso: 1º) la crisis no ha hecho daño alguno a esta partida de presuntos mangantes y malhechores que viven de parasitar el Estado del que maldicen; 2º) ninguno ha devuelto ni un céntimo de lo trincado. Ni él un solo euro de los presuntamente cobrados de fuentes barcénigas. Asegura asimismo que su gobierno ha sido transparente. Quizá sea cierto si también llamamos transparente la carne de burro. La justicia, concluye, hará su trabajo. No es nada seguro a juzgar por la guerra denodada que él y su banda han declarado a todos los procesos en que el PP está involucrado, atacando jueces, insultándolos, destruyendo pruebas a mansalva, mintiendo, interfiriendo en la acción de los magistrados y tratando de colocar a sus peones, quitando jueces imparciales.

El Estado del bienestar. Se gloria este genio de que la Sanidad sigue siendo universal, pública y gratuita. Bueno, así es como él la recibió, cosa que no dice. Y universal, pública y gratuita sigue siendo lo que ha dejado de ella que es bien poco en recursos materiales y humanos. Lo imprescindible para no darla por liquidada. De los pagos a los dependientes no habla porque él mismo los suprimió dejando a todos los dependientes en la calle. Menos a su padre, a quien todos los contribuyentes tenemos que pagar su dependencia en lo que probablemente sea el gesto más sinvergüenza e inmoral que quepa observar en una persona. Lo han denunciado por ello, con toda razón pero poca esperanza con esta judicatura tan complaciente con los deseos del poder. De las pensiones, hablar es llorar: desde que él desgobierna este desgraciado país, los pensionistas han perdido 4,6 puntos de poder adquisitivo y su gobierno ha expoliado 45.000 millones del Fondo de Reserva de las pensiones para regalárselos a los banqueros o a los constructores de autopistas, esos incansables creadores de empleo.

El estilo de gobierno. Sencillo: vuelta a la dictadura franquista con formas levemente democráticas. Mi fórmula: El franquismo restauró la monarquía y la monarquía ha restaurado el franquismo. Rajoy es el ejemplo perfecto del franquista enchufado y corrupto de la dictadura. El que prometió que iba a dar la cara ha ido dos veces en cuatro años al Parlamento y a rastras, ignorando 103 peticiones de comparecencia; ha gobernado mediante decretos-leyes; ha impuesto leyes reaccionarias, retrógradas y perfectamente estúpidas como la LOMCE, por rodillo parlamentario, sin consenso alguno. Ha convertido la RTVE en su cortijo de agitación y propaganda desde el primer momento (la primera ley que modificó para entrar a saco en el servicio fue precisamente la de RTVE), repleta de esbirros y censores dispuestos a las maniobras más abyectas de censura y ocultación.

Cataluña. Recibió un país atribulado y con problemas de encaje, pero relativamente tranquilo y lo ha dinamitado, roto, destrozado, partido. La marcha de Cataluña es inevitable y si bien el último impulso es anterior a su llegada al gobierno, su actitud destructiva, catalanófoba y agresiva en la oposición ayudó mucho a ella. Luego, ya en el gobierno, su cerrazón, su falta de inteligencia, su negativa a dialogar sin imponerse y amenazar, su mala fe, peores artes y su incapacidad para entender nada en idioma alguno, incluido el que destroza cada vez que habla, acabaron por convencer a los catalanes de que no hay nada que hacer en esta España que, según el presidente Sobresueldos, es la nación más antigua del universo, pero no sabe retener a sus habitantes más prósperos, dinámicos, democráticos y europeos. Sus mentores ideológicos, los franquistas, hicieron una guerra civil en buena medida para sojuzgar a Cataluña y este zote la ha expulsado.

Somos un gran país, repite esta plaga de Egipto que España lleva cuatro años padeciendo. Por eso, cada vez que sale al extranjero tanto él como las gentes de su partido, protagonizan escenas de un ridículo espantoso que nos abochornan a todos y nos hacen avergonzarnos de tener estos lamentables gobernantes: desde la relaxing cup of coffee de su amiga y antaño protectora Botella, hasta sus majaderías al estilo de it is very difficult todo esto o may well, es incomprensible cómo el presidente Sobresueldos tiene la desfachatez de pedir de nuevo el voto a sus sufridos conciudadanos. 

Tal es el balance real de esta legislatura que ha empobrecido a España, reducido las rentas del trabajo, aumentado las del capital, ha expulsado a los jóvenes mejor preparados, ha incrementado los niveles de necesidad, ha destrozado todo lo que los gobiernos anteriores hicieron en materia de medio ambiente, ha eliminado la ley de la memoria histórica y suprimido los fondos para financiarla mientras subvenciona la Fundación fascista Francisco Franco, ha entregado la educación de nuevo a la Iglesia e impedido el acceso a la universidad de las clases más desfavorecidas. 

Este franquista pide el voto para seguir con su obra de demolición. Parece mentira, ¿verdad? Pues no lo crean ustedes porque si España no ha tenido gobierno en los últimos cuatro años sino un desgobierno y latrocinio a cargo de una supuesta asociación de malhechores, tampoco ha tenido oposición mínimamente digna de este nombre. La oposición socialista mayoritaria ha sido complaciente con las arbitrariedades de este gobierno y cómplice de sus desmanes, se ha callado, arrugado, achantado ante el maltrato institucional, el ninguneo y la chulería de estos gobernantes y no ha tenido valor de presentar una moción de censura a una pandilla de elementos que no son demócratas ni en el fondo ni en la forma. A su izquierda, una colección de narcisistas inútiles que viven muy bien en sus poltronas y cargos y estan tan divididas y enfrentadas como una turba de clientes en la rebatiña de unas grandes rebajas. 

Para qué vamos a engañarnos.