dimecres, 1 d’abril del 2015

Esto sí que produce vergüenza.


Tania Sánchez era hasta ayer candidata de IU a la Comunidad madrileña, militante y dirigente durante 20 años de la organización de la "verdadera" izquierda, la imprescindible, con la que se iba a cambiar el mundo o, por lo menos, Rivas Vaciamadrid, etc., etc., mientras las masas despertaban de la modorra socialdemócrata. Su peripecia es conocida: en mitad de un confuso episodio de enfrentamientos y luchas cainitas, habituales entre comunistas y excomunistas, proyectos de convergencia con Podemos, un proceso judicial en marcha que la afecta en primera persona, se escinde con su grupo de la organización y le asesta un golpe mortal, yéndose a otra primero con pretensiones de dirigente y luego como mero refugio. Un caso típico de transfuguismo.

Y aparece en el programa de Ana Rosa a soltar metralla contra la organización que, hasta hace dos meses, aparte de ser la de la "verdadera" izquierda "transformadora", era todo en su vida. IU,  palanca de la emancipación de los trabajadores es hoy un desastre, un estorbo, un pecio con el que hay que acabar. El problema de IU no son las personas, como creen las gentes maliciosas, sino que es "estructural". No se sabe a qué se refiere con el término y dudo de que lo sepa ni ella. Estructural. Ha tardado veinte años en verlo y la vista coincide, solo por causalidad, con sus intereses personales de tránsfuga y de justiciable. IU tiene un problema "estructural" y lo que era el instrumento más eficaz para acabar con el capitalismo ha pasado a ser una rémora que solo obstaculiza el auge del nuevo "verdadero" instrumento "transformador". Y no de izquierdas "trileras", sino, a más a más, de izquierda y de derecha al mismo tiempo.

Esto es una vergüenza. En Podemos, nueva verdad "verdadera" y "transformadora" transformación, punta de lanza de la regeneración democrática y patriótica del país se habla mucho de Gramsci y la lucha por la hegemonía ideológica, de significantes, significados y construcción del relato. El valor, la autenticidad de esos discursos se miden con la práctica real de los discurseadores. La señora en cuestión se ha ido a airear sus miserias, sus excusas, sus acusaciones envenenadas, a asestar sus puñaladas traperas a un típico programa basura, un escaparate de la mendacidad burguesa, la manipulación, el mal gusto estomagante y la estupidización de masas. Vamos que si, en lugar de tratarse de un caso neto de transfuguismo, oportunismo y falta de escrúpulos y moral, se tratara de una trifulca de cuernos entre dos o tres famosos y otras piltrafas del oropel del capitalismo low cost, la cosa sería la misma. Y, mientras tanto, los sátrapas de la derecha riendo a mandíbula batiente al ver cómo estos gozques de la seudoizquierda apoltronada y enchufeta se muerden entre ellos, con todos sus seguidores y fieles "verdaderos creyentes", dispuestos a vapulear y despellejar a quienes osen poner en duda el lamentable verbo de esta partida de aprovechad@s.

El otro día se me ocurrió subir una observación crítica en FB sobre los conversos de Podemos, esa avalancha de excomunistas de IU convertidos a la nueva luz paulina que se pasan la vida atacando a los demás pero no soportan la crítica ajena y tuve que habérmelas con descalificaciones personales, impertinencias y densa bazofia. Que si hay una campaña contra Podemos, que si es una conspiración, que si el oro de Moscú, o la plata de Ferraz, o el plomo de La Moncloa o...

Largar contra tu anterior partido, en el que hay "tanta gente válida", desde la atalaya de uno de los programas de televisión más difundidos de la estupidez nacional, no es una campaña contra IU. Poner una organización que hace tres lunas era la quintaesencia de la izquierda más acrisolada a los pies de los caballos para justificar el transfuguismo y la estricta defensa de los intereses personales de esta buena señora no es una conspiración, ni un golpe bajo, ni una canallada, no. Es la razón en marcha con la que los nuevos iluminados van a asaltar los cielos.

Que los asalten, si pueden. Por si esta tropa lo consigue, yo me pido el infierno. Hay mucha más dignidad.