dissabte, 10 d’agost del 2013

El baile de los millones


Au plein soleil, a pleno sol se cometen los crímenes más espeluznantes. En el sol cegador de agosto siguen lloviendo los papeles de Bárcenas, guión de una obra grotesca en la que una caterva de individuos, según parece, se repartían pasta a lo grande, de procedencia supuestamente ilícita y se daban unos vidorros increíbles con esos o parejos fondos. No son crímenes espeluznantes, qué vamos a hacerle; el genio no da para más. Es el habitual patio de Monipodio hispano: políticos trincones, caciques depredadores, empresarios delincuentes, curas arrambladores, funcionarios venales, plumillas serviles, logreros de todo tipo y nobles estafadores. Hasta aquí nada nuevo desde los tiempos de los Tercios de Flandes. Sí hay dos innovaciones frente al uso tradicional: a) faltan los espadones; b) ahora el patio se ha industrializado y la presunta corrupción (millones ilegalmente recibidos, ilegalmente invertidos e ilegalmente compensados con adjudicaciones ilegales) se ha hecho con criterios racionales, empresariales, que han durado veinte años. Eso es lo grave y lo importante de los papeles, los meticulosos papeles de Bárcenas: que ponen de relieve la estructura de una empresa dedicada a obtener dineros ilícitamente para fines ilícitos. Lo gordo es  que esa empresa se llama PP.
 
  Aquí está lo importante. Rajoy puede envolverse en la bandera y salir en público con un casco y una canana, hacia la reconquista del Peñón, pero no distraerá del esperpento de la política nacional. Hablaremos luego de Gibraltar, pues es agosto y llegan las perseidas. Pero lo esencial es no tomarse el señuelo del Peñón en serio.

Lo serio aquí, lo grave, lo escandaloso a extremos insólitos son los papeles de Bárcenas. Los últimos caen de lleno sobre Cascos, el famoso "General Secretario" de hosco ademán. Pues bien, se lo llevaba crudo, presuntamente, por lo legal, lo alegal y lo ilegal. Y la pastizara se repartía por decisión de unas fatídicas siglas "J.M." que, obvio es, apuntan a Aznar. Otros empiezan a desfilar ante el juez: Cascos, Cospedal y Arenas y hay una petición de que lo haga Rajoy. Todos están callados como muertos y sin duda animando a la reconquista del Peñón. Que lo reconquisten ellos, a pecho descubierto, como sueña Trillo en sus noches encendidas quizá llevando en andas un Cristo de la Penitencia. Que lo hagan a la carga de la brigada pesada. Pesada por la cantidad de dinero que se han metido en el bolsillo. Rajoy puede seguir creyendo que alguien se lo toma en serio; es bueno para los nervios; pero no es cierto. Un hombre que daba lecciones de austeridad, rectitud, prudente proceder, que pedía sacrificios a los demás y, llegado el momento, no dudó en sacrificarlos, no puede haber estado cobrando esa pasta increíble en sobresueldos inmorales, a la chita callando. Bueno, puede y quizá lo haya hecho. Pero es absurdo pedir luego que alguien lo tome en serio.. Y este es un párrafo que empieza afirmando que el caso Bárcenas es serio y termina diciendo que el presidente no lo es.
 
Hagan un ejercicio barcénigo (en punto a contabilidad, Bárcenas es buen modelo): saquen un excel y anoten cuidadosamente en una columna (llamándola como quieran : Haber o Botín) todos los dineros que los grupos dominantes se han llevado limpiamente. Y en otra (que pueden llamar Debe o Expolio o como quieran) todos los que la gente normal, los trabajadores y la clase media ha perdido. Hay que cuantificar algunos casos difíciles pero la comparación es abrumadora. En la columna del Botín habrán de figurar las cantidades que se lleva la Iglesia católica; lo que pillan los corruptos de toda laya en el partido, las administraciones públicas, los cargos; la pasta que se regala a los bancos; la que se regala a empresas privadas con problemas y que pueden destapar más casos de corrupción; el coste de los dispendios faraónicos de una clase política autonómica que parece sacada de una novela de Galdós; lo que trincan los gobernantes con el aumento de todo tipo de impuestos, gravámenes y gabelas y con la imposición de nuevas y caprichosas exacciones. Es una lluvia de decenas, centenas, miles de millones de euros entregados a una casta parasitaria que no sirve ni para garantizar trabajo a aquellos a los que explota sin descanso.
 
En la otra columna pongan, que también puede cuantificarse, lo que la gente ha perdido por el aumento del paro, las reducciones de salarios, el aumento de absolutamente todos los impuestos, los recortes (incluso las simples supresiones) de todas las prestaciones sociales públicas en todos los ámbitos, el médico, el asistencial, el educativo, el cultural, los de las pensiones, el de la habilitación de los sectores más desfavorecidos. Añádanle el lucro cesante de esas decenas de miles de jóvenes forzados a emigrar en busca de una oportunidad, una sangría en forma de fuga de cerebros. Como si nos sobraran. Por cierto, que no es así lo demuestran las explicaciones que los gobernantes dan de esta vergüenza de la emigración forzosa por razones económicas afirmando que los jóvenes se van porque quieren ver el mundo o algo similarmente estúpido.  
 
Ahora comparen las columnas y digan si no es razonable sostener que, además de la crisis más o menos general, en España tenemos otra nuestra, peculiar, originada en la corrupción, esa corrupción que el PP parece haber convertido en estructural; con sus tres colores: la corrupción blanca (la financiación pública de la Iglesia); la corrupción gris (las dietas indebidas, los sobresueldos en A); la corrupción negra (los sobresueldos en B). Y los tres colores están en la paleta de Rajoy. En verdad, lo han embadurnado. Ya puede partir él solo a la reconquista del Peñón. Le acompañarán los sobresueldos y los fantasmas de sus mesnadas: quienes también los cobraban.
 
Cameron, a quien Rajoy dice haber puesto firmes, ha mandado la flota al Peñón y él asegura con grn firmeza, que mantendrá sus medidas mientras el británico no negocie. Cuando una parte cifra su éxito en que la otra se avenga a negociar está perdida de antemano. En realidad, España carece de argumentos de fondo y de la fuerza militar para imponer su solución. Solo puede incordiar y eso a costa de un desprestigio mayúsculo y entrando en conflicto con su propia población.
 
Y lo más irritante es que todo el asunto es una falacia. El sacrosanto argumento británico del referéndum de los llanitos por el que casi el 100 por ciento decidió seguir siendo británico tiene para Gran Bretaña el peso que tienen sus armas. Cuando fue caso de devolver la colonia de Hong Kong a la China, la cuestión del referéndum. la autodeterminación y el respeto al derecho de los pueblos ni se mencionaron. Y había muchos ciudadanos (millones, de hecho) que querían seguir siendo británicos. Pero la China es la China y España es España.
 
Ahora, sigan ustedes haciendo el ridículo. No les basta con las payasadas nacionales del plasma, el nuevo ¡Viva Honduras! en Palma de Mallorca, las peinetas de Cospedal, las declaraciones hilarantes de sus portavoces, las alcaldadas de sus alcaldes. Quieren exponerse a la rechifla internacional. Ser portada de los periódicos extranjeros a través del mensaje la guerra fría de Rajoy. Y todo para tapar (inútilmente) el mangoneo reiterado, durante veinte años, de esta tropa de perillanes.
 
No les extrañe nada que cualquier día de estos tengamos un problema serio con Ceuta y Melilla. El que se avecina con la cuestión catalana no es una posibilidad sino una casi certidumbre. Con un gobierno que no puede gobernar porque está dedicado a buscarse coartadas..