Como era de esperar y Palinuro adelantaba hoy, el sobresueldos de La Moncloa, más pendiente de Bárcenas que de sí mismo, ha seguido sin responder a las preguntas de las que, por cierto, solo se han permitido dos. No sé cuánto más están los periodistas dispuestos a tragar, pero la escenificación de la rueda de prensa ha estado en la línea de estos mendas: decir una cosa y hacer otra al mismo tiempo, decir que se colabora con la justicia y destruir pruebas; decir que se responde a las preguntas y no hacerlo; decir que se es transparente y no serlo. Lo de siempre para que los ciudadanos vayamos viendo la diferencia entre un gobierno y un manojo de sinvergüenzas. Aunque esta vez se han superado pues tenían una de las dos preguntas amañada ya que el periodista que la hizo, del ABC, claro, reconoce que se ladictó por teléfono su director por la mañana. Dos preguntas y una pactada con los lacayos. No se dirá que no es literalmente repugnante.
El guión, el habitual. La única pregunta decente ha quedado sin responder por dos vías que Rajoy debe considerar muy inteligentes y que solo evidencian su falta de honradez y su marrullería. Otra ocasión perdida de recuperar la dignidad y de frenar esta caída en el descrédito general, en la befa y mofa de la ciudadanía que, con razón, ha perdido todo respeto a estos mangantes, encabezados por el responsable de haber montado una organización para llenarse los bolsillos a cuenta de la Hacienda pública. Porque la pregunta era muy sencilla de responder: usted y Cospedal, ¿cobraron los sobresueldos que dice Bárcenas que cobraron? ¿Piensa dimitir?
La respuesta ha sido patética: sudoroso, aparentemente firme, pero con el tic del ojo izquierdo delator cada vez que mentía como un destello rojo, ha repetido como un loro su balbuceo negatorio basado en dos afirmaciones/negaciones que son ambas falsas y, además, no tienen nada que ver con lo que se le pregunta:
1ª) el presidente del gobierno no puede estar respondiendo todos los días a cada afirmación, acusación o insinuación que se haga en la prensa. Verdad es, pero mentira en su caso porque, hasta ahora, no ha respondido a nada, no ha contestado nada, no ha desmentido nada, no ha dicho nada. Lleva seis meses diciendo que no puede contestar todos los días pero el hecho es que todavía no ha contestado ni uno. Últimamente esta mentira la comparte con su vicepresidenta .
2ª) El Estado de derecho no se somete a chantaje. Cierto, pero mentira en su caso. No tire por elevación, que su vuelo es gallináceo. No es el Estado de derecho el sometido a extorsión, sino usted, amigo, por su presunto comportamiento corrupto y extorsionado por su cómplice, que está cumpliendo algunas de sus amenazas Y que usted está sometido a chantaje y cede a él lo demuestran los vergonzosos SMS y la necedad de su vicepresidenta cuando dice que la prueba de que no ha habido negociación entre el gobierno y Bárcenas es que este está en la cárcel. ¿Si hubieran negociado no estaría en la cárcel? Obviamente, no. Ese es el Estado de derecho de estos pillasobres.
En su bochornosa comparecencia, Rajoy ha invocado la garantía que, piensa él, lo sacará de este lío: la estabilidad política. O sea: señores, ya pueden ustedes demostrar que soy mangante, embustero, estafador y ladrón. No pienso dimitir... porque España necesita estabilidad política.
Cualquiera entiende que un país con un gobernante acusado de corrupto que se aferra al cargo no es un país estable. Pero ¿qué va a decir el sobresueldos? Y lo remacha con sus habituales falsedades. Dice que piensa cumplir el mandato que le dieron los españoles. ¿Qué mandato? ¿El programa? ¿El mandato que lleva dos años incumpliendo? Hace falta ser imbécil para tragarse el discurso de que uno gana elecciones mintiendo, gobierna en contra de lo que prometió hacer y le asiste el derecho a seguir haciéndolo pues para eso lo votaron. Eso es como lo de que ya ha respondido a las preguntas: después de seis meses de silencio, ahora dice que lleva seis meses contestando.
Este sujeto es indigno de estar en el gobierno y la oposición tiene la obligación de echarlo como sea. Los pasos son dos: una moción de censura obligada que ya se sabe que se perderá pero permitirá airear el grado de enfangamiento y corrupción del gobierno, su partido y, sobre todo, el principal responsable, Rajoy. Pasada la moción de censura, la oposición debe practicar la política de la retirada al Aventino, esto es, dejar de legitimar esta burla a la ciudadanía y no asistir a las sesiones parlamentarias quer son literalmente una farsa, como todo cuanto toca este payo. Dejar solos a los corruptos hasta que se vayan.
Inlcuso podría hablarse con los políticos del PP que ya empiezan a manifestar su desacuerdo con el rumbo del gobierno y que, de modo menos claro (caso de esperanza Aguirre) o más claro (Alejo Vidal Quadras), ya presionan para que el PP prescinda de un Rajoy desprestigiado y hundido en la corrupción hasta las cejas.
Porque la situación no puede seguir así. Debido a las necesidades de Rajoy de salvar su pellejo, el país no puede ser el hazmerreír del mundo. En la portada del Economist de hoy, la redacción explica a sus lectores qué sea un chorizo y la ilustra con una foto de Rajoy.
¿No es una vergüenza para España?