divendres, 19 d’octubre del 2012

¿No le da a usted vergüenza?

Lleva usted, no 100 días sino casi un año de gobierno y, después de todas sus rimbombantes promesas, sus mentiras en la campaña electoral, sus huidas, sus silencios, sus escapatorias y sus numerosos ridículos, ¿puede usted explicar que ha hecho usted?
En España hay un millón de parados más y prácticamente muy pocos que lo son cobran la prestación. Hay ocho millones de pobres. Dos millones de niños por debajo de la línea de pobreza. Los impuestos han subido,así como los precios, al tiempo que han bajado los salarios, empobreciendo al conjunto de la población entre la que se ven escenas propias de las novelas de Dickens.
Ha maltratado usted a los funcionarios, sisándoles sus magros emolumentos, ya reducidos por los socialistas y les ha hurtado su paga de Navidad. Ha aumentado de hecho su jornada laboral. Deja que sus esbirr@s los desprestigien y no cubre usted los puestos vacantes, al tiempo que pone en la calle a miles de interinos, condenándolos a la miseria, sobre todo si le consta que tienen simpatías izquierdistas. Teniendo en cuenta que todos ustedes son funcionarios públicos (empezando por usted y siguiendo por la señora Aguirre, Cospedal, etc) no queda otro remedio que concluir que son ustedes la vergüenza de la profesión.
Ha desmantelado usted la enseñanza pública en todos los niveles, poniendola en manos de un pedante incompetente como Wert, que solo pretende terminar con la posibilidad de que las clases modestas tengan acceso a una cultura que a él le regalaron, pero fue incapaz de asimilar. Igualmente ha desmantelado usted la sanidad pública, antes una de las mejores del mundo, dejando desamparados a los colectivos más vulnerables, inmigrantes, discapacitados, enfermos crónicos, dependientes, jubilados, millones de personas que, en el fondo, le importan a usted un rábano. Tanto la destrucción de la enseñanza como la de la sanidad tratan de favorecer la privatización de estos servicios públicos esenciales para que hagan negocios sus amigos, algunos de las cuales ya los hacen estando en el Gobierno.
Ha llevado usted la represión de la gente y la conculcación de derechos fundamentales de los ciudadanos a extremos insólitos, poniendo al frente de la policía y del orden público a personajes siniestros, como Cristina Cifuentes o Ignacio Cosidó, cuyo desprecio por las libertades públicas sólo es comparable a su carácter autoritario, rayano en el fascismo. Y les permite maltratar y apalear a los ciudadanos, mintiendo sobre sus intenciones, pretendiendo procesarlos ilegalmente, forzando para ello la voluntad de los jueces y recurriendo a métodos que muchos califican de torturas.
Ha convertido usted los medios públicos de comunicación en meros pesebres de sus pelotas y propagandistas con el dinero de todos los ciudadanos y máquinas de agitación y propaganda.
Y resulta que, sobre empobrecer al país, arruinarlo, mandar a sus gentes más brillantes a la emigración, apalear y reprimir incluso ilegalmente a quienes protestan, destruir los servicios públicos y el Estado del bienestar, engañar y manipular a mansalva y gobernar por decreto de forma completamente dictatorial, es usted incapaz de defender los intereses de España en el exterior porque es usted un perfecto inútil, un político de campanario para quien es más importante ganar las elecciones en Porriño que conseguir un trato justo para España en la Unión Europa. Después de hundir su país por orden de los mercados y de arrodillarse ante los poderes económicos para salvar a los bancos, no a los ciudadanos, después de tres días de reuniones de los dirigentes Europeos para hablar de España pero sin dejar hablar a España, han vuelto a darle a usted una patada en salva sea la parte y lo han mandado de nuevo a su país con las manos vacías a mentir a los ciudadanos, como tiene usted por costumbre.
Es usted una desgracia pública para este país, peor que una plaga de Egipto y, aunque a usted no le dé vergüenza, probablemente porque no la tiene, es usted una vergüenza para cualquier español de bien, incluidos sus votantes.
Dimita usted de una vez y deje paso a alguien que sepa lo que hace y lo que dice. Y no mienta.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).