Después de haber anunciado que se suprimía la magra prestación de 400€ a los parados de larga duración y haberse encontrado una cerrada oposición social que no esperaba; después de haberse mantenido en sus miserables trece mientras crecía la indignación; después de haber porfiado en el silencio, estirando depravadamente la angustia de decenas, centenares de miles de personas que no tienen nada más; después de haber agotado hasta el último minuto el plazo en lo que solo puede entenderse como un acto de estúpida crueldad, el gobierno de este individuo se ha visto obligado a ceder y reconocer el derecho de los parados a los 400€ que pretendía arrebatarles.
No ha sido necesario recurrir a alguna de las habituales mixtificaciones y falsedades conceptuales que ya tenía preparada el meapilas ministro de Cultura, especialista en la materia. La cosa había llegado a tal grado de universal escándalo que estos correveidiles del capital en el gobierno, habiendo conseguido previamente el acuerdo de la patronal, el nihil obstat de la iglesia y el tun Sie's nur! alemán, sus tres amos, ha prorrogado la prestación amenazada por la codicia general de la derecha.
Había un clamor social para que no se dejara en la cuneta a los más desfavorecidos. Hasta en su propio partido, los menos granujas, como Basagoiti o Feijóo, estaban pidiendo que se prorrogara la subvención. Por supuesto, así lo reclamaban todas las fuerzas políticas y sociales, excepción hecho de la iglesia quien no se pronunció públicamente porque quizá esperaba alguna tajada de este nuevo expolio del gobierno carcunda a sus órdenes. El PSOE sacó algo más de cuerpo fuera de lo que acostumbra y pidió la renovación, aunque más en tono de súplica que de legítima exigencia. Por fin pareció haber recuperado más brío y amenazó con llevar un millón de firmas en pro de esa justa reclamación. IU estuvo ambigua y los únicos que pueden apuntarse legítimamente el tanto aquí son Sánchez Gordillo y el SAT que han metido tanto miedo en el cuerpo a los señoritos que el gobierno ha tenido que ceder.
Pero lo más decisivo han sido las redes. Twitter, FB, Menéame, etc., , la blogosfera, el ciberespacio en su conjunto estaban que ardían y, aunque todavía mucha gente no calibre su verdadero impacto, son los que marcan la pauta de la opinión a lo largo del día. Los gobernantes no tienen apenas presencia en estos terrenos virtuales porque ignoran cómo funcionan, pero sus segundos -que son quienes se baten el cobre en ellos- los mantienen al tanto y les dan una idea de cómo están los ánimos. Y así como el Borbón acabó pidiendo excusas por asesinar elefantes a causa del escandalazo de las redes sociales, este gobierno de neofranquistas neoliberales, ha tenido que tragarse el sapo de mantener una prestación social con la que quería acabar.
Sale de aquí una enseñanza provechosa. Las redes, la actividad en el ciberespacio, la ciberpolítica, son determinantes en la sociedad digital y condicionan los resultados. La rapidez en las respuestas, la viralidad de estas, la ausencia de tiempos muertos, la colaboración desde múltiples puntos, la circulación de la información en tiempo real son los datos del nuevo medio de la política al que ya nada escapa.
La izquierda tiene que aumentar su presencia en las redes, digitalizar su mensaje, interaccionar con la gente en el ciberespacio y trasladar a este más reivindicaciones. El éxito en toda línea respecto al derecho a los 400€ puede extenderse a más reivindicaciones.
NB. Estuve a puto de titular esta entrada Risas de hienas a la vista de la foto que la web de La Moncloa ha colgado en el dominio público pero luego lo pensé mejor y, comprendí que era un título injusto con las hienas. La risa de estos dos es la del necio al que acaban de propinar una bofetada y no sabe por dónde le ha venido. La del que se queda sin un juguete (los 400€) y tiene que poner esa cara de circunstancias.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).
NB. Estuve a puto de titular esta entrada Risas de hienas a la vista de la foto que la web de La Moncloa ha colgado en el dominio público pero luego lo pensé mejor y, comprendí que era un título injusto con las hienas. La risa de estos dos es la del necio al que acaban de propinar una bofetada y no sabe por dónde le ha venido. La del que se queda sin un juguete (los 400€) y tiene que poner esa cara de circunstancias.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).