En los últimos días se han publicado algunos artículos críticos con el PSOE y con el modo en que está reaccionando al vendaval que, en dos elecciones sucesivas, se lo ha llevado por delante, despojándolo de casi todos sus centros de poder territorial. Están escritos por gente más o menos cercana a la izquierda y probables votantes del PSOE. No son injuriosos (aunque alguno pueda ser más subido de tono que otros), ni negativos, pero sí incisivos y nada autocomplacientes. Parten todos del principio de que el PSOE es imprescindible en la democracia española y que, por tanto, debe reconstruirse, refundarse, renovarse. Como es de suponer, no hay coincidencia respecto a en qué dirección o cómo deba renoverse o refundarse.
Los artículos suelen ir firmados por personas valiosas, cuya opinión está normalmente bien argumentada y es por ello digna de tenerse en cuenta. Singularizo, sin demérito de los otros, uno de José María Ridao en EL País, titulado La crisis, compañeros. Probablemente uno de los más duros, en especial contra Rubalcaba, quien se ha sentido insultado y publicado una carta de lector en el diario quejándose por ello.. Ciertamente entiendo que no es justo no considerar ni por asomo la posibilidad de que la motivación de Rubalcaba no sea sólo la ambición (desmedida) sino la creencia en que es lo mejor para su partido.
Otro artículo, también en El País, es de Félix de Azúa y se titula Un descalabro. Aquí la que sale malparada es Carme Chacón, a la que el autor acusa de se una "profesional del humo" y de no tener una sola idea. Tampoco me parece enteramente justo. Chacón ha sido una ministra de defensa que ha administrado bien su departamento. Otra cosa es que todos estén de acuerdo respecto a la acción exterior de España en los conflictos. Pero nadie puede echarle en cara un Yak 42, como en la época de Trillo, o un desfile de ex-divisionario azul y brigadista internacional como en la de Bono. En cuanto a si tiene ideas, es pronto; hay que dejarla hablar.
Un tercer artículo, éste en El Plural, de Beatriz Gimeno, titulado nada menos que Refundación y ruptura. En él no hay crítica a las personas pero sí al aparato del partido y al conjunto de sus dirigentes que no están a la altura de las circunstancias puesto que obstaculizan la necesaria renovación. Es un mal no sólo español, sino de la socialdemocracia europea, dice Gimeno, con lo que, de no remediarse, acabaremos sometidos a una Europa neoliberal.
Son críticas sensatas, razonables, que coinciden en unos aspectos y en otros divergen pero todas, me parece, critican dos vicios: el que podríamos llamar de los intereses creados, consistente sobre todo en la inercia del aparato del partido que, en último término, tiende a la oligarquía; y el que podríamos llamar ideológico en el mejor sentido del término, como debate de ideas. Luego, la orientación que se quiere dar a las ideas es distinta; unos la ven en la izquierda socialdemócrata de siempre, mientras que otros la encuentran en una españolización del PSOE, etc. Lo de los intereses creados es muy difícil porque se basa en redes clientelares resistentes a todo cambio que ponga en peligro sus privilegios. Pero hay que deshacerlas si no se quiere que acaben con el partido a fuerza de parasitarlo.
Estas críticas y muchas otras deben hacerse escuchar en el PSOE. Ninguna organización que haga oídos sordos a la crítica puede sobrevivir. Hay que escucharlas y darles respuesta aceptando el debate. Al fin y el cabo, la cuestión es bastante intrincada y hasta los más críticos han de reconocer que no basta con señalar las necesidades sino que es preciso proveer a ellas. Y aquí vienen las dificultades porque en muy buena medida quienes más abogan por la renovación de todo van a buscar las novedades en el pasado. Así le sucede a Gimeno que, en su citado artículo afirma que "No habrá una recuperación socialdemócrata si no hay una auténtica renovación de las ideas, una recuperación de las viejas ideas socialistas que son más necesarias que nunca". Es decir, la renovación consiste en recuperar las viejas ideas. Probablemente aquí se esté pensando en que esas "viejas ideas" nunca se han puesto en práctica de verdad y es como si fueran nuevas. Quizá. Pero eso no es óbice para que no se vea que no es fácil renovar ideas o lo que sea. Porque, por mucho que se rescate de lo viejo, para renovar hay que traer algo nuevo y lo nuevo no es fácil de atrapar, no basta con empeñarse en buscarlo. Aunque, desde luego, será más dificil encontrarlo si no se busca.