dimecres, 27 d’abril del 2011

La niña de la rollona.

Suele ser imposible entender las declaraciones de María Dolores de Cospedal en términos de estricta racionalidad. Da la impresión de que habla a tontas y locas (aunque siempre con aviesa intención), que jamás cree que deba demostrar algo de lo que dice, que desconoce la realidad de la que habla y no se siente responsable de ello. Pero habla en nombre del PP. Habla en nombre del PP una persona que actúa como un niño testarudo, un spoiled child, que dicen los ingleses; esto es, por tratarse de una persona mayor, una niña de la rollona que, según el DRAE, es: "Persona que, siendo ya de edad, tiene propiedades y modales de niño".

En la canícula de 2009, Cospedal afirmaba que el Gobierno ha ordenado espiar a dirigentes del PP. No tenía ni una prueba y se negó a comparecer en el acto de conciliación en los juzgados a causa de una querella. En 2010 elevó a categoría el mero chismorreo del año anterior y sostuvo que el Gobierno estaba convirtiendo España en un Estado policial. Misma inexistencia de pruebas y misma incomparecencia en sede judicial. Es decir, la señora dice lo primero que se le pasa por la cabeza suficientemente insultante para el Gobierno pero no se responsabiliza de lo que dice. Ni cree que deba demostrarlo. Como los niños: la prueba de que algo es verdad es que lo han dicho ellos.

Con estos mismos fundamentos Cospedal acusa al Gobierno, a coro con los otros tenores del PP, de estar negociando con ETA. Y, no bastándole con ordenar a la realidad cómo tiene que ser, aventura vaticinios contundentes como que después de las elecciones de veintidós de mayo Zapatero subirá los impuestos. ¿Fundamento de tan angustioso augurio? Que "lo dice todo el mundo". Elemento tan probatorio como lo que se dice en la peluquería.

La empecinada rabieta de Cospedal en los desayunos de RTVE en contra de la radiotelevisión pública resulta asombrosa y algo irritante no sólo porque al escucharla uno no puede dejar de



pensar en que habla alguien que tiene dos televisiones, Canal Nou y Telemadrid, que son dos máquinas de agitprop del PP a un coste altísimo para el erario público y con una audiencia mínima; no sólo por eso, digo, que al fin y al cabo es el pobre argumento del "y tú más". El asombro y la irritación surgen cuando Cospedal deja claro que, como siempre, lanza las acusaciones de parcialidad, falta de objetividad, etc sin una sola prueba, ni un mero indicio. La razón vuelve a ser que "lo dicen todos". En este caso, "todos", la peluquería, es el PP que, según ella misma reconoce, tiene en marcha una campaña de acusaciones contra RTVE. No presenta una sola propuesta; es desprestigiar por desprestigiar; atacar como mecanismo de defensa; no sabe de lo que habla. Por no saber, no sabe ni a quién habla. Afirma que sus cuatro contertulios son empleados de RTVE, dando a entender, como siempre aviesamente, que trabajan para el amo (¡la dirección política!), siendo así que cuando menos dos de ellos son ajenos a RTVE: Esther L. Palomera, de La Razón y Miguel Ángel Liso, del Gupo Zeta. No me consta en el caso del tercero. Pero da igual porque bien se ve que no se trata de plantear problemas reales sabiendo de qué se habla y con quién se habla, sino de encender hogueras como sea para que no se plantee el caso de la Gürtel.

Sobre la Gürtel, mañana, que lo lleva claro Camps.

(La imagen es una foto de www_ukberri_net, bajo licencia de Creative Commons).