divendres, 22 d’octubre del 2010

De la traición.

Se entiende por traición la acción contraria a la fidelidad o lealtad que debe tenerse, según el DRAE. Puede haber, pues, muchos tipos de traición: a las ideas, a las personas, a los recuerdos, a la Patria (entonces se llama alta traición), etc. Cuando se dice de alguien que ha traicionado a otro, que ha defraudado su confianza está diciéndose algo muy feo que no es extraño acabe en los tribunales por la vía penal. Sin embargo, cuando se dice que alguien ha traicionado sus ideas (o, mejor aun, sus ideales), el asunto suele verse con mayor tolerancia y los tribunales ni aparecen.

Sin embargo se trata de una traición de mayor calado. Los ideales, los principios, las convicciones (que normalmente se adquieren en la juventud) forman la columna vertebral ideal de cada uno y traicionarlos es mucho más grave que traicionar a una persona que es, por esencia, mudable. Es la enseñanza de la famosa anécdota de san Francisco de Borja cuando, ante el cadáver de la bellísima emperatriz Isabel de Portugal, exclama "¡Nunca más servir a señor que se me pueda morir!"

Cierta izquierda que se dice a la izquierda del PSOE acusa a éste de haberse convertido en un partido neoliberal y de haber traicionado su ideario socialdemócrata. La conclusión lógica a la que llegaría cualquier interlocutor de buena fe al escuchar esta acusación sería que, para dicha izquierda, el ideario socialdemócrata es válido y debe ser aplicado consecuentemente.

Ahora bien, la mencionada izquierda es aquella -básicamente comunista, pero no sólo comunista- que en su día consideraba el ideario socialdemócrata a su vez como una traición al revolucionario. En sus años más bolcheviques, los comunistas llamaban a los socialdemócratas socialfascistas; en sus años más calmados (cuando Cohn-Bendit proponía el izquierdismo como el remedio a la enfermedad senil del comunismo, qué cosas) la veían como una simple traición para impedir que la clase trabajadora actuara con el radicalismo que le correspondía.

El socialismo de hoy es el producto de una doble traición. Cuando puso en marcha el Estado del bienestar lo hizo traicionando el movimiento revolucionario que había de llevar a un Estado socialista. Ahora que está ayudando a desmantelar aquel Estado del bienestar traiciona el instrumento mismo con el que perpetró la primera traición. Es demasiado inverosímil.

No obstante se entiende el empeño porque se trata de ocupar la provincia socialdemócrata tras haber expulsado a sus ocupantes naturales. Eso ya lo intentó el eurocomunismo en los años setenta del siglo pasado con nulo éxito. Por una razón muy sencilla: el Estado del bienestar es una mezcla inteligente de Estado y mercado y hace visible y tangible la forma de sociedad más justa que la humanidad haya conocido hasta la fecha. Las sociedades de capitalismo liberal de predominio del mercado y "jibarización" del Estado, pueden ser prósperas pero son injustas. Las sociedades socialistas, de predominio del Estado y abolición del mercado, sobre ser injustas son invisibles e intangibles porque han fracasado.

(La imagen es una foto de infamecless, bajo licencia de Creative Commons).