dilluns, 16 de novembre del 2009

Movilizaciones.

Avisa el señor Cayo Lara al Gobierno de España de que no se confíe y no cuente con que la "paz social" que el presidente Rodríguez Zapatero agradeció recientemente vaya a durar sine die porque en IU están preparando movilizaciones. Quieren salir a la calle para presionar a favor de un giro a la izquierda en las políticas del Gobierno y su primera cita se dará el próximo 29 de noviembre en Sevilla en una protesta en pro del cambio en el sistema político. Dado que el Gobierno sostiene que en su respuesta a la crisis, de neto cuño keynesiano y muy distinta de la que han aplicado otras sociedades industriales avanzadas, es de izquierda, lo que se plantea es una controversia acerca de qué sea la izquierda en sentido práctico. Cosa que no está mal porque ayudará a entender el momento.

Dice el mismo señor Cayo Lara que lo que quieren en concreto es "la intervención pública en la economía, la puesta en marcha de una banca pública, una política fiscal progresista y la lucha contra el fraude fiscal y la economía sumergida". Si bien se mira, nada que no pueda hacer el Gobierno socialista si se lo propone y que muchos sostenemos que, al menos en parte, puede hacer. Todo depende de lo que se entienda por ciertos términos: si por "intervención pública de la economía" se entienden eso, políticas keynesianas, la reclamación está de más; si se entiende una política de nacionalizaciones y de restablecimiento de un sector público que se liquidó hace ya algunos años, el asunto es más problemático e inviable. Algo similar sucede con la idea de una banca pública si bien en este caso la reivindicación parecería más atendible (y hasta sensata) de no ser porque obliga a replantearse no sólo el sistema bancario y financiero español (en el que, de hecho, hay órganos que en parte cumplen esta función, como el ICO) sino su encaje en el sistema de la Unión Europea que cuenta con un Banco Central que reina, por así decirlo, sobre unos bancos centrales de cada uno de los países con competencias reducidas y en el que quizá no encajara del todo esa banca pública que pide IU.

Las demás reivindicaciones, tocantes a la política fiscal no solamente son asumibles por el Gobierno sino que, a juicio de Palinuro, éste debería haberlas puesto en práctica ya. La falta de reforma en la progresividad fiscal ha sido uno de los principales fiascos del Gobierno del señor Rodríguez Zapatero que, al concentrarse en la imposición indirecta y amagar pero no dar en la tributación directa de las rentas más altas, ha acabado configurando una respuesta oficial a la crisis en la que, junto al muy recomendable keynesianismo, se ha dado la lamentable circunstancia de que su financiación y, por ende el coste de la crisis, lo soportan los tramos medios y bajos de la renta. Un keynesianismo para los pobres financiado por los pobres. No hace falta decir que perseguir el fraude fiscal y luchar contra la economía sumergida a la que nadie se atreve a cuantificar pero que representa un buen bocado del PIB debieran ser prioridades ahora y siempre del gobierno del PSOE.

Como todo lo que es, según enseña la teoría general de sistemas, tiende a permanecer como está, si queremos que la realidad cambie y cambie en un sentido reformista, es bueno que haya esas movilizaciones que acicateen al Gobierno y lo obliguen a dar respuestas por el flanco izquierdo. Su permanente contacto y comunicación con los intereses de la banca y el capital le hacen perder de vista que no son estos quienes lo han llevado al poder sino el voto de muchos de los que ahora se aprestan a salir a la calle. Es bueno que los oiga.

Pero, para oírlos, es imprescindible que hablen.

(La imagen es una foto de TuTuWon, bajo licencia de Creative Commons).