dimecres, 11 de novembre del 2009

La política de la difamación.

Lo que más molesta de esta derecha española ultrarreaccionaria, carcunda, meapilas, agresiva, nacionalcatólica, centralista, demagógica, neofranquista y corrupta es su desprecio por las formas civilizadas del debate político y su recurso permanente al insulto, la descalificación, los infundios y las difamaciones. Francamente no es de recibo que la señora Ana Mato, ex-esposa del ex-alcalde de Pozuelo de Alarcón a quien se imputan comportamientos de corrupción y rapiña que harían palidecer a los filibusteros del Caribe tenga el rostro de presentarse en televisión a poner en duda sin prueba alguna, sin nada en concreto, la honradez de un conciudadano y, en definitiva, a hacer realidad el viejo proverbio de que "cree el ladrón...". Porque parece mentira que haya que señalar estos extremos, pero la política, que es como la espuma de los días, no es nada distinto de la vida cotidiana de la gente e igual que no se puede ir a la televisión a decir que el vecino del cuarto atraca a los pasantes y viola a las mujeres en el parque sin prueba alguna, tampoco se puede ir a insinuar suciedades sobre un colega de oficio como el señor Chaves sin tener otro indicio que el hecho de que le extraña que el difamado no haya hecho lo que, según se colige de sus palabras, ella sí hubiera hecho como, al parecer, estaba haciendo su marido: enriquecerse ilícitamente en un cargo público.

(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).