"Querido Mogoli: cuando estuve en mis años mozos al servicio del nuestro amado Emperador en estas Regiones Finales, compartía mis guardias con un amigo a quien no veo desde entonces que solía decirme que había descubierto el adjetivo calificativo de uso único. Ésta era "terráqueo". "¿Tu has oído", me decía, "que alguien lo emplee en contexto distinto que para globo terráqueo?" En su memoria, ahora que nuestro Emperador ha tenido a bien volver a mandarme a este pintoresco planeta para jubilarme ya en el ocaso de mi vida y disfruto de holganza suficiente para escribirte estas cartas, he decidido valerme de tan gentil calificativo. De ahí lo de "cartas terráqueas".
Pienso comunicar contigo con la frecuencia que las circunstancias permitan mientras me hallo en este curioso lugar, al que sus habitantes llaman "tierra" y que tan bien conozco desde mi primera estancia, de la que hablaba, en él, en tiempos del imperio napoleónico, correspondiente en nuestro cómputo al ciclo gamma dos, para que te hagas una idea, y dando cuenta de lo que de nuevo vaya encontrándome . He de decirte, por cierto, que los dichos habitantes son unos divertidos seres parlanchines que se llaman a sí mismos "seres humanos" y cuya característica consiste, según ellos, en ser "racionales", cosa que los diferencia, a lo que imaginan, del resto de la creación, incluidos nosotros que, con nuestro aspecto de nubes, pasamos por carecer enteramente de razón.
Lo más gracioso de esta supuesta "razón" es que los lleva a dividirse en dos grupos más o menos iguales en función de una característica biológica que nada tiene que ver con esa misma razón y, con tal motivo, una mitad, que llaman masculina, se adjudica todo el uso de dicha facultad que, con argucias más o menos especiosas, niega a la otra mitad a la que llaman "femenina". Actualmente hay un movimiento en todo el planeta en pro de reconocer a la mitad femenina el mismo uso de razón (y, por tanto, iguales derechos) que a la masculina. Pero parece resultarles muy trabajoso y difícil y, de vez en cuando, los de la mitad masculina, se ponen nerviosos y violan y asesinan a las de la mitad femenina.
Seguiré informándote en sucesivas cartas: también se dividen según el color de la piel (que, ellos mismos reconocen, tampoco tiene nada que ver con la razón); según unas creencias extrañas que tienen sobre seres inexistentes a los que llaman dioses; según unos sonidos que emiten a los que llaman idiomas. En resumen, se consideran seres humanos, dicen ser una especie, pero, si vienes aquí sólo encuentras individuos y mal avenidos.
(La imagen es una foto de marioquartz, bajo licencia de Creative Commons).