¡Qué solos nos has dejado, Caudillo! Los enemigos de la libertad maquinan sin cesar y cada vez somos menos los dispuestos a hacerles frente. La voluntad flaquea. Occidente se hunde, degenera, pierde el rumbo. No se respeta el orden natural de las cosas. Las razas inferiores invaden nuestras ciudades. Los que nos asaltaron hace mil trescientos años vuelven a hacerlo ahora impunemente. Las costumbres se corrompen. Se pierde el sentido de la autoridad. La familia se disgrega. Los maricas imponen su ley. Los negros aspiran a ser como los blancos. Hasta llegan a presidentes de los Estados Unidos. Los criados sustituyen a los señores. Las mujeres ya no son mujeres. Se resquebraja el principio de autoridad. Los gobernantes son débiles con los terroristas y ceden a sus chantajes. El terrorismo islamoetarra, impune por el 11-M, cada vez crece más. Se impone la política del apaciguamiento. Nadie quiere ver las armas de destrucción masiva que, sin embargo, están por doquiera. Gobiernan los incompetentes. Felipe aún no se ha ido. No existe el ánimo del esfuerzo. Las guerras no se hacen para ganarlas. Hágase usted las Azores completas para esto. La burocracia lo invade todo y nos dice cuándo y en dónde podemos comer, beber, fumar... El intervencionismo del Estado es atosigante, casi bolchevique. No se respetan los valores tradicionales. Ni los no tradicionales. No hay valores. No hay ética. Predomina el chanchullo, la componenda, la mangancia, el socialismo. La gente honrada no puede salir de casa. El espíritu del 68 envenena el mundo. Los enemigos de España, derrotados en el 39 y en el 42 y en el 62 y en el 66 y en el 75 y en el 96, vuelven a la carga para ganar la guerra que siempre pierden con la ayuda de Dios. Ya no hay sentido de la responsabilidad, ni del decoro, ni de la medida, ni del orden, ni de la verdad, ni del sentido. Las meretrices piden derechos; las lesbianas, respeto. La religión se hace a la carta. Se desprecia la cultura por las modas. Nos avergonzamos de nuestras raíces. Nos sometemos a la mariconada de lo políticamente correcto. España es una charlotada de 17 Españitas y dos zonas morunas. El enemigo está ganando la partida. Los mentirosos del cambio climático están convenciendo a la gente. Caemos en la peligrosa ilusión del pacifismo. Los falsos dioses toman nuestros templos. Los falsos profetas, la televisión. Y sin el escudo de misiles estamos con el culo al aire. ¡Qué solos nos has dejado, Caudillo!
(La imagen es una foto de ceslava.com, bajo licencia de Creative Commons).