Está bien esta peli de Borja Cobeaga rodada toda ella en Bilbao. Es ágil, trepidante, disparatada, muy divertida. Son como fogonazos de la vida corriente de la gente más o menos normal, en situaciones absurdas. Y, al mismo tiempo, una especie de estudio en profundidad de un tipo humano muy característico que uno encuentra en diversos lugares y etapas a lo largo de la vida: aquel a quien las mujeres quieren pero "sólo como amigo" y que, por tanto, nunca se come una rosca. Un pagafantas. El término ha hecho rápida fortuna y se ha extendido, sobre todo en los ambientes juveniles, para calificar a a tipos similares en situaciones muy diferentes. En realidad, en buena medida, es responsable de que haya ido a ver la peli que en otras cicunstancias no hubiera visto por aparecer como cine "joven" o sea, programas en función de los intereses de un grupo de edad, desde los niños a los ancianos. En verdad, ayer, además de la habitual pareja de pajaros solitarios había un par de grupos de chavales.
Otra forma de ver la peli es como un reto entre los "jóvenes" y los mayores. Los "jóvenes" (el propio Gorka Otxoa y Sabrina Garciarena) están muy bien pero los mayores (Óscar Ladoire y Kiti Manver, acompañados de la señora Begoña (María Asquerino) están mejor.