Desde el reverendo Samuel Johnson sabemos que el patriotismo es el último refugio de una canalla. El último, no: el primero, perfeccionaría luego el concepto Ambrose Bierce. Es decir, el primero y el último. Siempre.
Por puro patriotismo se puso ayer grandielocuente el PP a causa de la visita del señor Moratinos al Peñón; sus alcaldes de la zona manifestearon en ocasiones y una veintena o así sacó pancartas sobre la dignidad nacional y se fue a mostrárselas a su paso camino de la verja. España no se vende ni apea su gloriosa dignidad de rechazo al Tratado de Utrecht. En fin, España, España, España...
Por otra parte, como se sabe, esos mismos alabarderos de las glorias imperiales, penacho al viento son quienes están detrás de una campaña en los Estados Unidos en contra de la imagen de España como país leader en energías alternativas y renovables, del que se puede aprovechar mucho. Según la campaña, movida por el Instituto Juan de Mariana, think tank de la extrema derecha adherido a la Universidad Rey Juan Carlos, en general también considerada como una Universidad militante, ese sector en España es una burbuja sin contenido real. Todo lo cual ha hecho mucho daño a los intereses de España en el mercado estadounidense. Las autoridades han lanzado una campaña para recuperar el terreno perdido pero hay mucho estropicio mucho tiempo para que haya rápida recuperación. Pero se sigue en ello.
¿Se puede dar gritos a favor del Gibraltar español y boicotear al mismo tiempo la imagen de España en los Estados Unidos? Ya lo creo que se puede: lo hace el PP a través de la FAES que es la que difunde el estudio del Instituto Juan de Mariana por el mundo.
Por eso se hablaba del patriotismo al comienzo de la entrada.
(La imagen es una foto de My Web Page, bajo licencia de Creative Commons).