"Me dicen mis colaboradores y amigos que Luis Bárcenas, nuestro tesorero y hombre intachable de comportamiento ejemplar, ha dimitido a causa de las acusaciones que se le hacen en el caso Gürtel. Acabo de hablar con Mariano quien me ha asegurado que es una dimisión provisional, en tanto los tribunales lo declaran inocente pero que había que hacer un gesto para frenar la campaña de linchamiento mediático de los tabloides de la izquierda. En el Partido nadie duda de la acrisolada honradez de Bárcenas. Le he dicho que espero que algo así pase conmigo, que soy tan objeto de una sucia campaña de difamación como Luis. La diferencia es que yo no pienso dimitir. El mismo Mariano me ha dado la razón. La campaña de la prensa rojelia contra mí es peor que la de Bárcenas. Pero yo no soy tesorero del Partido; yo soy el presidente de una Comunidad Autónoma, una institución del Estado, el Estado mismo y hace falta algo más que unos trajecitos para obligarme a dimitir. Entiéndase bien, por la dignidad del Estado. El propio Mariano me lo ha preguntado por enésima vez. Ya empieza a cargarme este ambiguo gallego del que nunca sabes si te apoya o quiere hundirte. Le he expuesto mi bateria de argumentos en un alarde de paciencia y espero que me apoye: a mí nadie me ha regalado trajes, ya que yo me pago los míos. Y, en todo caso, si me los han regalado, ¿qué? ¿Qué son tres o cuatro trajecillos en la vida de un político de hoy? ¿Qué político no recibe regalos? Rita lo ha dicho muy bien, con ese sólido sentido común que caracteriza a estas mujeres de clase media, vida media, virtud media, todo media: si Camps tiene que devolver los trajes que le sientan como un guante y es una pena, Rodríguez Zapatero tiene que devolver las suculentas anchoas que le regaló alguien por Navidad. Afirman por ahí que miento porque unas veces digo que quiero un huevo al Bigotes y otras que no lo conozco de nada. ¿Tan difícil de entender es que la realidad es contradictoria? ¿Tan poco sabe la gente de la crítica posmoderna al concepto teológico de la Verdad? Mariano es de mi opinión y, aunque me pregunta si pienso dimitir, que es lo que le importa, con la boca chica me dice que resista, que ya queda menos. Al fin y al cabo, ¿que son unos trajes y unos bolsos al lado de los extremos de la pastizara que se embolsaba Bárcenas? Hay que guardar las formas y Bárcenas, la verdad, estaba muy nervioso y no podía atender a sus obligaciones. Así que ha hecho bien en dimitir, pero yo no tengo por qué seguir su ejemplo, entre otras cosas porque tampoco tengo obligaciones: hago lo que quiero. Además a mí, a diferencia de Bárcenas, el partido me apoya. Y si no me apoya que se atenga a las consecuencias. Yo hice líder a Mariano y éste me debe una. Y, sobre todo, nadie conseguirá probar que haya habido cohecho en sentido propio. Así que no veo por qué voy a dimitir. Dicen que soy un zombi, un cadáver andante y que mi carrera política se ha acabado. Pero eso puede cambiar en cosa de horas. Puedo, en efecto, ser un zombie. Pero también puedo convertirme en un lider carismático de la derecha. No es tan difícil. Gano elecciones arrasando y esta es la explicación a la inquina del PSOE: quieren quitarme de enmedio por la vía judicial porque por la política no pueden. También me dicen que debo imitar a Bárcenas y marcharme a mi casa antes de que haya una imputación ya en serio por el bien del Partido. Pero es que yo soy el bien del Partido, el que garantiza los triunfos. Y no se me puede comparar con ese Bárcenas que se lo llevaba crudo, menudo pájaro. Lo que no comprendo es cómo Mariano y el partido en general no actuaron antes. Dicen que porque sabe muchas cosas y podría empezar a largar en cualquier momento. Por eso también me quedo yo: para blindar mi situación e impedir este renovado ataque al PP, producto del nerviosismo del Gobierno. Llegado el momento y si es necesario, se expulsa a ese tal Bárcenas".
(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).