dimecres, 10 de juny del 2009

¡Tachán, tachán!

El lunes fui a recoger a mi hija Inés a Barajas. Venía de Londres con su hija Sofía. Mi hijo Andrés se apuntó también, así que aquí estamos los cuatro porque una señora se ofreció espontáneamente a hacernos una foto. Los dioses la protegan. A la señora. Por cierto que parecemos una familia de cuáqueros o de los Santos del Último Día; aunque no sé si esos no son predominantemente negros. El caso es que los encuentro muy guapos. En especial a mi nieta Sofía a la que hay que hablar en inglés porque no entiende español. Y tengo que aguantar que me llamen "granddad," brrrrr. Espero que en poco tiempo la niña sepa que su "granddad" se llama Raymond y, todavía mejor, Ramón. Ramón es un nombre estupendo. Estoy encantado con él. ¿Se han dado cuenta de la cantidad de Ramones ilustres que hay en la historia literaria española? Raimon Llull el primero y luego Ramón de la Cruz, Ramón María del Valle Inclán, Ramón de Campoamor, Ramón de Mesonero Romanos, Ramón Pérez de Ayala, Ramón Gómez de la Serna, Ramón J. Sender, Juan Ramón... Todos me gustan y hubiera sido emocionante un intercambio de impresiones. Ramón Gómez de la Serna era simplemente "Ramon". No "don Ramón" sino "Ramón" simplemente. Y hasta existe el adjetivo "ramoniano". Ya volverá.