Ayer publicaba Manuel Trillo un artículo en InSurGente titulado Si eres tonto de los cojones..., en el que arremetía contra mí iniciando su ataque con el párrafo siguiente: “He visto y leído que el inigualable e ínclito e inefable, además de valiente, el bueno de Cotarelo, dice públicamente que si no votas a los candidatos que están limpios de polvo y paja, pero no de sangre - GAL-, porque el asesinato desde el poder es menos asesinato que si se hace en las trincheras, eres un tonto de los cojones.”
La diatriba de Trillo viene a (escaso) cuento de una entrada en Palinuro, titulada Si mañana gana el PP y cuyo último párrafo, el único en el que se habla de los “tontos de los cojones” dice: “Así que, si eres tonto de los cojones, ya sabes lo que tienes que hacer.” Nada más.
Llevo unos días moviditos de modo que estuve tentado de no responder al injustificado ataque del señor Trillo. Si al final lo hago (y prometo no reincidir entre otras cosas porque creo que los lectores de InSurGente tienen derecho a que no se les aburra) es por mor de la amistad que creía tener con él. Aclaro que la expresión "tonto de los cojones" (que Trillo da la impresión de pensar que empleo ex novo) es irónica, un juego de palabras con el que cito al alcalde de getafe, Pedro Castro, hace unas semanas al referirse a los votantes del PP. Nada más. En mi entrada no se dice que haya que votar a unos o a otros. Por ello creo que el señor Trillo desbarra y que su artículo no tiene nada que ver conmigo, pero sí y mucho con él mismo y con su forma de relacionarse con la gente.
Aprovecho la circunstancia para añadir una reflexión a propósito del último párrafo del artículo de Trillo que reza así: Viendo al bueno de Cotarelo en pugna singular con Frabetti a uno sólo le queda compadecerse del “listo” de los cojones, y que la edad “é mu mala” y la senectud da como resultado esto. No se es joven eternamente, no hay dos tiempos de juventud, y cuando la edad no permite florituras –ni físicas ni intelectuales- lo mejor es ser discreto. Vi en ese duelo entre ambos a un anciano limitado y a un matemático con su lógica dejándole fuera de juego en el segundo párrafo. Creía que el bueno de Cotarelo tenía más altura, pero sólo vi a un diletante que se escondía tras los arbustos de esa dolencia que es la vejez muy mal llevada.
Solo dos consideraciones: 1ª) entre Frabetti y yo hay menos de dos años de diferencia; 2ª) el ataque a la gente por la edad demuestra el máximo encanallamiento, la mayor bajura moral, la propia de un racista. Da vergüenza leer ese párrafo.