Con su fabulosa impudicia, la señora Aguirre suele recurrir a lo que los psicólogos llaman proyección para acusar de franquista a la oposición socialista y a Comisiones Obreras en la Comunidad de Madrid. Sostiene igualmente que en el PP no hay franquistas, de donde se sigue que todos esos cargos públicos que se niegan a retirar los símbolos, nombres, placas y menciones de la oprobiosa que aún salpican los callejeros y edificios de España deben de ser del Partido Comunista.
Diga lo que diga esta señora, el PP está literalmente trufado de franquistas, empezando por su creador y presidente de honor, ex-ministro de Franco y siguiendo por ella misma que, de tener algunos años más, podría haber sido una de los famosos "cuarenta de Ayete". Y a las pruebas me remito. Igual que Franco llenaba la plaza de Oriente de incondicionales traídos a la capital en autobús y provistos de un buen bocata, los organizadores del PP en la Comunidad valenciana parecen llenar el aforo de los mítines del señor Rajoy a base de engañar a los inmigrantes, prometiéndoles un empleo si aplauden a su líder. Esto es más inmoral que lo de Franco, si cabe, pero también más económico ya que el PP se ahorra el bocata.
Y que hacen estas cosas y quizá otras peores los del PP es bastante verosímil. Basta recordar cómo, con motivo del atentado del 11-M en Madrid y la movilización de los inmigrantes, el señor Jiménez Losantos los avisaba desde la radio acerca de qué organizaciones estaban amparadas (o sea, manipuladas) por la Comunidad de Madrid y cuáles eran independientes y, por lo tanto, peligrosas.
(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).