dimarts, 19 d’agost del 2008

Las cartas.

El género epistolar es muy peligroso. Por una carta andan las autoridades tratando de volver a meter en el trullo a De Juana Chaos. La dichosa misiva que envió a sus incondicionales reunidos en San Sebastián para recibirlo como si fuera un héroe y no el antiguo fascista reciclado en abertzale (en lo que no parece haber hecho mucha mudanza) y vulgar asesino que es. Una carta que puede servir para hacer lo que anunció un ministro de Justicia de primer Gobierno del señor Rodríguez Zapatero, "construir imputaciones" contra el etarra para mantenerlo en la cárcel.

Ya dije en un post anterior que había leído la carta de marras y no me parecía que fuera constitutiva del delito de "apología del terrorismo" ni de ningún otro. Era una pieza de retórica inflada y bastante vulgar con los topicazos habituales de "no podrán con nosotros", venceremos, etc. Pero no un enaltecimiento de terrorismo. No me corresponde a mí decidir este delicado asunto sino a los jueces y serán ellos quienes digan si el texto es o no delictivo. Sí quisiera llamar la atención sobre dos asuntos que no deben de perderse de vista si no queremos cometer injusticias y prostituir el Estado de derecho. En primer lugar, este tipo de delitos de opinión, siempre en la frontera de la libertad de expresión, tienen un elevado contenido subjetivo susceptible de muy diversas interpretaciones. Lo que para uno es una clara glorificación del terrorismo para otro no es más que un acto de desagravio y para un tercero (por ejemplo, para mí) una cursilería. Siendo esto así, dependiendo la calificación de una interpretación subjetiva es preciso estar muy seguros de que haya delito objetivamente hablando y no se cometa una arbitrariedad.

En segundo lugar dado el ambiente que se ha creado con la excarcelación del delincuente, con mucho sentimiento y mucha indignación, habrá una presión social muy fuerte para que se procese, se condene de nuevo a De Juana y vuelva a la cárcel en donde muchos quieren verlo hasta su último suspiro. Me da la impresión de que no es el momento más adecuado para instruir un sumario contra este asesino.

Asesino que no solamente no se arrepiente sino que no parece aprender de la experiencia. Después de los tres años que le cayeron por escribir dos articulitos en uno de esos periódicos abertzales por el delito de amenazas, sabiendo el clima de generalizada indignación que hay con su libertad y las ganas que le tienen las autoridades para que no se las acuse de ineficacia, hace falta ser bastante necio y muy creído para reincidir en la práctica de andar dejando papeles con manifestaciones que lo pueden llevar de nuevo ante los tribunales.

La otra carta parece ser una circular a los presos de ETA escrita por un antiguo fundador de Herri Batasuna, un hombre que tiene un nombre en el seno del abertzalismo pero que prefiere mantenerlo oculto supongo que por miedo a las represalias.

Es de esperar que esta segunda carta sea genuina y no un montaje de la policía española para debilitar la moral de los presos etarras, pandilla de criminales con las manos tintas en sangre a quienes su aparato de propaganda llama "presos políticos vascos". Si lo es, si es verdaderamente una carta de un "arrepentido", tiene el mismo peligro en sentido inverso del que tiene la cartita de De Juana, que le caigan represalias si bien de distinta naturaleza. Los presos forman parte de la estrategia de ETA y una parte no pequeña porque son el elemento fundamental para mantener cohesionado el apoyo social que aún le queda. Todo lo que contribuya a debilitar la moral de esos presos será un golpe a la estrategia de la lucha armada; por eso es previsible que ETA actúe con contundencia contra el autor de la carta, un escarmiento mafioso a su debido tiempo al estilo del de "Yoyes" podría ser el procedimiento por el que la banda se asegure la fidelidad perruna de sus presos.

(La imagen es una foto de Manel, bajo licencia de Creative Commons).