dijous, 14 d’agost del 2008

La izquierda y los derechos.

Ya está en la calle el número de verano de la revista Trasversales que viene dedicada a los derechos, los de los inmigrantes y los de las mujeres y las minorías de una u otra orientación sexual. Francamente oportuno.

El artículo que más me ha interesado esta vez es el de Luis M. Sáez quien, bajo el título de ¿Quién ganó las elecciones del 9 de marzo? dice, y estoy de acuerdo, que la segunda legislatura del Gobierno del señor Rodríguez Zapatero se ha escorado tanto a la derecha que parece estar rivalizando con el PP, como se prueba por el frenazo a las reformas en materia de aborto, eutanasia o reforma religiosa. Por no hablar del vergonzoso palmarés en el Parlamento Europeo. y del feísimo asunto Taguas. Sáez dice que si no hay rectificación en la "directiva de la vergüenza" ni él ni otros cientos de miles de ciudadanos votarán al PSOE en las elecciones europeas del año que viene. No sé si serán tantos pero sí sé que eso también lo he dicho yo, con lo que ya somos dos que no votaremos al PSOE si no hay rectificación que no la habrá porque han decidido que los españoles y los latinoamericanos somos idiotas y se nos puede vender cualquier moto. ¿O no se ha visto a la vicepresidenta del Gobierno diciendo en el Nuevo Mundo que la directiva no se aplicará nunca en España? Eso quiere decir que piensan gobernar eternamente y que, además, valoran la bondad de una norma por el hecho de que no se aplique, lo que es pintoresco.

En el capítulo de derechos de mujeres y minorías, Manuela Cárdaba et al., (Nosotras decidimos) abogan por una ley de plazos y por sacar del todo el aborto del código penal; yo también pero díganselo al Gobierno que hasta hace poco sostenía que no hay "demanda social". Sonia Tridente (Custodia compartida...desde el nacimiento) aborda una cuestión de interés: eso de que muchos padres pidan la custodia compartida durante el divorcio y consideren una discriminación que los jueces la otorguen mayoritariamente a las mujeres. Si el cuidado de los hijos fuera compartido desde el nacimiento, dice la autora, eso no se produciría. Por último me ha parecido muy brillante un artículo de Beatriz Gimeno titulado El armario como coartada. El caso de las lesbianas. Brillante y muy cierto. Su argumento es que así como los gays han salido del armario (esto es, han conseguido invertir la pseudotolerancia liberal que permitía la homosexualidad siempre que fuera asunto privado, íntimo, secreto) a la luz pública, las lesbianas siguen encerradas en él, invisibilizadas y con la complicidad de ellas mismas, esto es, de aquellas lesbianas que,temerosas de la reacción social encuentran más cómodo "armarizarse" que romper el tabú de lo privado y conquistar su derecho a parecer lo que son. Es también un artículo valiente porque señala como cómplices de la situación a las feministas lesbianas que siguen en el armario.

En lo tocante a la inmigración hay un artículo de Esteban Ibarra (Las mentiras de la xenofobia) que señala cinco prejuicios de esos que sirven para atizar las pasiones en contra de los inmigrantes. Son muy conocidos pero está bien que los sistematice y demuestre que son falsos: a) sufrimos una invasión de inmigrantes; b) perdemos nuestros puestos de trabajo; c) consumen nuestra seguridad social; d) no quieren integrarse en nuestra cultura; d) son delincuentes. Que sean mentiras quiere decir que son falsos pero no con el mismo orden de falsedad; por ejemplo: no es verdad que consuman más servicios sociales que los nativos pero si no quieren integrarse en nuestra cultura eso no es verdad ni mentira; simplemente tienen el derecho a no hacerlo. Sobre inmigración versa también un largo y académico ensayo de Sandro Mezzada (Capitalismo, migraciones y luchas sociales) en el que se postula el principio de la autonomía de las migraciones, se repasan las teorías clásicas de la integración y se afirma que la integración contemporánea se hace a través de la clandestinización. Tiene una interesante reflexión sobre el valor de las aportaciones comunitaristas (de Martin Walzer) a la cuestión migratoria así como un juicio perspicaz sobre la perspectiva de género en las migraciones. El principal problema que plantean éstas es que ponen en tela de juicio las teorías recibidas de la democracia.

Fuera de programación, como si dijéramos, hay dos artículos más. Uno de Alain Lipiertz, eurodiputado verde francés, sobre La catástrofe irlandesa en el que, si lo he entendido bien, pone a bajar de un burro a los irlandeses por carcundas y manipulados por lo más reaccionario de la iglesia (cuestión del aborto), se escandaliza (literal) de que el 53% del 45% del 1% de los votantes europeos (o sea, 840.000) fastidien a quinientos millones, habla maravillas del Tratado de Lisboa y por último sugiere que los irlandeses vayan a hacer compañía a los noruegos mientras el resto de Europa sigue adelante con el proceso. La pieza me parece un exabrupto y una pasada que sólo demuestra lo cierto del viejo dicho según el cual "hay más parecido entre dos parlamentarios uno de los cuales es un revolucionario que entre dos revolucionarios uno de los cuales es un parlamentario." Este europarlamentario verde me parece un poco verde en otro sentido del color y un mucho gris.

Juan M. Roca escribe un artículo sobre el 68 que quiere hacer justicia al movimiento sesentayochero en los EEUU (El largo 68 norteamericano), más o menos diciendo que los franceses se llevaron las candilejas en el mayo del 68 pero que el trabajo de fondo lo hicieron los yankies a lo largo de todo el decenio. No veo que se puedan contraponer ambos términos, pues son muy disímiles. A lo largo del decenio lo hicimos todos: estadounidenses, alemanes, japoneses, españoles incluso (milagroso fue en las condiciones de la dictadura), franceses, ingleses, italianos , etc; pero el estallido que sintetizó lo que Hegel hubiera llamado la "manifestación del espíritu" tuvo lugar en Francia; y no en Francia, sino en París; y no en París, sino en el Quartier Latin. Y eso ya no hay quien lo mueva.

El número se complementa con unos poemas de Raimon cuyo valor es sobre todo sentimental y una magnífica crónica de Lois Valsa sobre Photoespaña 08 en algunas de sus diversas manifestaciones.

(Las imágenes son el anverso y el reverso de la revista Trasversales.