De milagro que no se han ido al garete las elecciones en Italia que han de celebrarse el 13/14 de abril. De milagro. El Consejo de Estado falló ayer que había que readmitir a la Democrazia Cristiana de Giuseppe Pizza, excluida antes por llevar un símbolo muy parecido al de la Unione de la Democrazia Cristiana (UDC) otro partido democristiano. El ministro del Interior, Giuliano Amato, ya hablaba de aplazar los comicios pues el pequeño partido demócrata cristiano exigía que se cumpliera la decisión del Consejo de Estado y que se le diera igual tiempo que a los demás. Por fin el Gobierno, de acuerdo con la oposición (pues ni Berlusconi ni Veltroni están a favor de aplazar nada) decidió recurrir la decisión del Consejo en un tribunal de apelación, con lo que el problema queda aparcado y la vía a las elecciones expedita.
Unas elecciones que ha sido preciso convocar cuando en enero cayó el Gobierno de centro izquierda de Romano Prodi, tras dos años de mandato. Y que se celebrarán con la disparatada ley electoral que se aprobó en diciembre de 2005 bajo el dominio de Berlusconi y cuyos resultados, por lo general, hacen ingobernable un país que lleva ya sesenta y un gobiernos desde el fin de la Segunda Guerra, con una duración media de un año y tres meses por gobierno.
En esta ocasión, para tratar de contrarrestar lo efectos perversos del sistema electoral y configurar opciones sólidas de gobierno, tanto la izquierda (Partido Democrático), con Walter Veltroni, como la derecha (Pueblo de la Libertad), con Silvio Berlusconi, vienen formando alianzas de muy pocos partidos. El Partido Democrático está compuesto por los Demócratas de izquierda de Piero Fassino y Democracia es libertad - La Margarita, de Francesco Rutelli y cuentan con los radicales de Emma Bonino y la Italia de los Valores, del juez Antonio di Pietro, lo que para las costumbres italianas son pocas piezas. Il Popolo della Libertà, que es el nombre provisional que se ha dado la derecha, más escueto, comprende tan solo a Forza Italia, de Silvio Berlusconi y la Alianza Nacional de Gianfranco Fini; quedan fuera la UDC y la Lega Nord.
Las elecciones se juegan pues en la confontación izquierda/derecha y ello es tan claro que varias fuerzas políticas, como la UDC, algún grupo escindido de ella, los populares de UDEUR, de Clemente Mastella, etc, acarician la idea de poner en pie una opción de centro que tenga la fuerza suficiente para ser bisagra entre la izquierda y la derecha lo que, como sucedía antaño con el FDP alemán, le posibilitaría frecuentes poltronas ministeriales.
No sé si hay posibilidad de centro; pero sí sé que aun con todas las irregularidades del proceso, las peculiaridades italianas y el cansancio de tanta gente ante una situación política muchas veces absurda, ésta es una confrontación entre izquierda y derecha en la que los italianos se juegan mucho. Como no voy a perder el tiempo discutiendo con los listos de "todos son iguales", "Veltroni y Berlusconi son lo mismo" y otras majaderías le he dicho a Palinuro que haga el test del Politómetro que publica La Repubblica bajo el título POLITOMETRO: Voi da che parte state? en el que hay que responder a preguntas muy concretas que permiten distinguir a la perfección a la izquierda de la derecha, con el resultado que puede verse aquí abajo.
Quien diga que las dos opciones italianas son lo mismo, que responda al cuestionario pinchando en el enlace de más arriba, a ver en dónde cae él. A lo mejor se lleva una sorpresa.
(La primera imagen es una foto de Axell, en la que se ve un cartel de Forza Italia, de Silvio Berlusconi, en el que alguien ha escrito que te den por c..., bajo licencia de Creative Commons).