diumenge, 6 d’abril del 2008

La lucha por la jefatura.

Tengo la impresión de que lo quieren más fuera que dentro de su partido. Muchos cargos de éste, según dice el eurodiputado del PP, señor Herrero, reniegan en privado de la decisión del señor Rajoy de postularse para candidato de los conservadores a la presidencia del Gobierno en las siguientes elecciones generales de 2012; decisión que, sin embargo, aplauden en público, temerosos de que pueda achacárseles falta de lealtad o disciplina. De la miriada de periodistas, columnistas, tertulianos y opinantes a favor de ese partido, aproximadamente la mitad lleva quince días diciéndole que se vaya, que no vale, que es un derrotado, un good for nothing, un segundón sin lustre, y pidiendo que alguien constituya una candidatura alternativa a la suya en el próximo congreso de junio.

Circulan los rumores por la capital que es un primor. Unos dicen saber de buena tinta hacia dónde se encamina el señor Rajoy, otros que no se encamina a parte alguna porque no es capaz de tomar decisiones, los de acá esperan que el señor Aznar haga algún gesto que desvele su parecer, y los de allá tienen hilo directo con la señora Aguirre y les consta que se avecinan cosas dignas de verse. Se dice que los diputados cesantes en sus cargos miran con irritación el evitable ascenso de Soraya Ui y que se están afilando las dagas. En fin, que el partido anda azacaneado. Nada extraño en uno que ha perdido las elecciones. Peor están en ERC o en IU.

Hasta el contenido de un almuerzo privado que tuvieron hace unos días la señora Aguirre y el señor Rajoy ha trascendido y es noticia. El contenido no culinario, se entiende. Lo que es sorprendente y quiere decir que uno de los dos lo ha contado por ahí. Probablemente la dama porque le favorece. Según la rumorología, el señor Rajoy la invitó para sonsacarle si pensaba presentarse a lo que la señora respondió ladinamente que no pero que, si hacía algo, él sería el primero en enterarse, que es como decir "no me voy a presentar pero sí me voy a presentar". Lo único que necesita es contar cuántos apoyos tiene y encontrar una excusa. Lo primero es delicado; lo segundo, muy simple.

El señor Rajoy no sale de su asombro al toparse con el rumor de que va a nombrar secretario general del partido al señor Ruiz Gallardón. Dice que es sorprendente. Es posible, pero no descabellado por entero. Este blog ya se hacía eco ayer de esa posibilidad. Probablemente hay algún lanzado entre sus admiradores que piensa que el señor Rajoy debe amenazar con incluir al señor Gallardón en las listas para el caso de que la doña se postule como candidatura independiente en el Congreso. Lo que sucede es que, si la señora Aguirre decide presentarse, ¿qué más le da que un adversario suyo figure en la lista de otro adversario suyo? Al contrario, hasta puede interesarle porque, de vencer, corta dos cabezas de un tajo. Las amenazas, para ser efectivas, tienen que anunciar algún mal real. De lo contrario, son pavadas.

Y el señor Rajoy, que se espere lo peor; lo peor desde su partido. Así es la vida.

(La imagen es una foto de Josemaría, bajo licencia de Creative Commons).