dimarts, 18 de desembre del 2007

La visceralidad.

De vez en cuando alguien me llama "anticomunista visceral" o también "antichavista visceral" y me quedo pensando en qué querrá decir la expresión. Visceral califica aquí al "anti" anterior y viene a decir que esa actitud de oponerse a alguien o a algo no está dictada por el juicio crítico, por la serena razón (en cuyo caso sería muy de respetar, supongo) sino por las vísceras, es decir por algo irracional, por un impulso, un sentimiento, quizá algo de lo que ni es consciente el que lo manifiesta. De eso sabían mucho los comunistas, precisamente, pues eran ellos, al menos los soviéticos (faros y guías del comunismo mundial) los que trataban a los opositores políticos a su régimen como a enfermos mentales y los recluían en psiquiátricos.

Estos otros, como ya no pueden meter a la gente en psiquiátricos, te dicen que eres un "anticomunista visceral" y te recomiendan un buen psicoanalista. Vamos que llevan en los genes intelectuales la voluntad represora.

Dejémosnos de florituras, ¿es que hay un anticomunismo no visceral, racional, luminoso, para estos guardianes de las esencias? Si lo hay, nadie lo ha visto. Todo anticomunismo es visceral. En realidad, la expresión es redundante. Para el comisariado político el anticomunismo tiene que ser producto de un desvarío; o sea, visceral.

Es curioso. No conozco que sea habitual oír hablar del antiliberalismo visceral o el antifascismo visceral. Al parecer, las vísceras sólo entran en juego dentro de la civilización cristiana y en el idilio comunista. Se puede ser antiliberal racional y antifascista, eso va de suyo; pero el anticomunista tiene que ser visceral, un enfermo. Y lo mismo, al parecer, cabe decir de quienes se opongan al señor Chávez o al señor Castro: todos enfermos, obnubilados por una densa visceralidad pues no ven que el comunismo y los señores Chávez y Castro no son criticables a fuer de perfectos. La única salvedad que estos prodigios de la ecuanimidad están dispuestos a hacer afecta a quienes critican a los sacrosantos no por visceralidad sino porque son unos canallas al servicio del imperialismo .

¿Y a mí que me da que hay que estar muy enfermo para pensar que quien discrepa políticamente de ti está enfermo o es un depravado?

(La imagen es un grabado de Klinger, ese artista inclasificable, llamado Rivales).