diumenge, 16 de desembre del 2007

El terrorismo nuestro de cada día.

He encontrado una página curiosa en la red a nombre de World Statesmen.org, que parece ser una organización dedicada a clasificar los nombres y avatares de los jefes de Estado en el planeta y otras informaciones no menos interesantes, entre ellas la lista de organizaciones terroristas del mundo. Debe de ser la elaborada por el Departamento de Estado de los EEUU porque la página da la impresión de emplear información de la Casa Blanca. En todo caso será la lista de organizaciones terroristas que maneja también la Unión Europea.

Una ojeada a la relación invita a un ataque de nostalgia porque en esos nombres muchas veces rimbombantes (Ejército Secreto Armenio para la Liberación de Armenia), otras pintorescos (Tigres Tamiles de Liberación de Tamil Eelam) se condensa buena parte de la segunda mitad del siglo XX próximo pasado. La lista trae como ochenta y cinco marcas; pero hay bastantes que ya no están activas; otras lo están, pero sólo de un modo simbólico, sin impacto alguno. No obstante, todavía quedarán como cincuenta organizaciones terroristas vivas de las cuales algunas están compuestas por militantes clandestinos (caso de ETA) y otras por milicias permanentes a cielo abierto (las diversas organizaciones guerrilleras palestinas, los varios ejércitos guerrilleros colombianos); unas mantienen un grado alto de actividad delictiva, como el Partido de los Trabajadores del Kurdistán o Hezbollah y otras sólo actúan en un nivel simbólico, pacífico y muy mediático, como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en México..

Puede haber mayor o menor acuerdo respecto a si una o dos de estas organizaciones debieran ser clasificadas como terroristas, pero la mayoría de la gente está de acuerdo en que haya una lista de organizaciones terroristas con información acerca de ellas, mayormente para protegerse. Y, a la vista de la amplitud de la relación resultante, extrae uno la conclusión de que el mundo lleva más de cincuenta años conviviendo con el terror. Y nos hemos acostumbrado a ello. El terrorismo es una presencia cotidiana en la vida de la gente. Hoy, por cierto, le ha tocado a Sestao. Hace mucho tiempo que rara es la fecha en que no hay que informar de un (o varios) hechos de violencia, asesinatos, incendios, secuestros, robos, violaciones y en muchos de ellos la motivación es terrorista. Terrorista quiere decir que el delito, el acto de violencia se comete por su valor ejemplificador, por el miedo que va a suscitar. Pero, justamente, si el terrorismo se hace acostumbrado, cotidiano, pierde esa su razón de ser. Lo cual no quiere decir gran cosa porque la vesania asesina aprecia poder esgrimir un motivo pero, si no lo tiene, le da igual, sigue a lo suyo. Y con el agravante de que, en muchos de estos casos, las prácticas inhumanas y condenables no sólo son legales, sino uso de las autoridades (apaleamientos, torturas, etc).

Repasando la relación, algunos asuntos llaman la atención; al menos la mía. El primero es la cantidad de grupos terroristas que surgen directamente de mayo del 68. Que se me ocurran ahora, El Grupo del Ejército Rojo (RAF), también llamada Banda Baader-Meinhof, le Brigatte Rosse italianas, el Ejército Popular Japonés y, en España, el FRAP. La relación no lo incluye y no veo por qué no. Que el FRAP ya no exista no es un argumento porque supongo que el OAS (Organisation de l'Armée Secrète/Organización del Ejército Secreto) tampoco existe ya, una vez que Argelia alcanzó la independencia en1962 y sin embargo ahí está.

Algunas otras organizaciones terroristas eran más en plan de comic. Por ejemplo, aquel estrafalario Ejército de Liberación Simbionés, fundado en California por hijos de papá o algo así y cuya acción más sonada fue el secuestro de Patricia Hearst, la heredera del viejo tycoon de la prensa, especie de Paris Hilton de entonces. Un tiempo más tarde, la secuestrada se había pasado a la guerrilla, se había hecho novia del jefe y la organización difundió una imagen suya en atuendo de faena militar, armada con un fusil automático M1. Obsérvese la idea que de lo "simbionés" tenía el que diseñó la estampa. Así como que recuerda un poco el Menora judío, el candelabro de siete brazos, y la peana, la serpiente cristiana. Y de esta guisa atracó poco después Patty no sé qué banco, por lo que la condenaron a dos años de cárcel, aunque la indultaron pronto.

Risas y lágrimas. También aparece el Khmer Rouge, un caso de grupo terrorista y partido que llegó a ostentar el Gobierno de Camboya, momento que aprovechó para aligerar el censo asesinando a casi dos millones de compatriotas y pasando luego en los años noventa de nuevo a la lucha armada donde se extinguen. Fue un terrorismo institucional porque en la historia ha habido Estados terroristas, como el alemán entre 1933 y 1945 o el soviético de 1936 más o menos, hasta el final.

El terrorismo, como la vida, que el terrorismo quisiera negar, es proteico y carece de estructura fija. No tiene límites ni reconoce ningún tipo de norma que no sea las que emanen de él. Su lógica es elemental; se reduce a garantizar su supervivencia. Y su comportamiento es imprevisible precisamente porque su lógica es elemental.