La prensa anda incendiada con el clan Franco que disfruta de un elevado patrimonio, heredado del Caudillo, tiene un régimen fiscal privilegiado y lleva años dilapidándolo porque los Franco, por lo que parece, no saben administrar nada si no es a tiros. Con sinceridad, no me parece tan grave. Ya supongo que los Franco serán supermillonarios. Francisco estableció el régimen más corrupto de la historia de España y lo administró durante cerca de cuarenta años sin responsabilidad más que ante Dios y la Historia que, siendo dos tribunales harto improbables, no le pedirán cuentas de lo que fue pillando a lo largo de los años. Nada, nada, que los Franco paguen impuestos, como todo quisque, que se les obligue a cumplir la ley y aquí paz y después gloria. Tampoco parece que los descendientes del viejo criminal sean peligrosos excepto, ocasionalmente, para sus cónyuges. Que les den orden de alejamiento y listo.
Lo que me parece escandaloso es que Franco siga enterrado en la Basílica de Cuelgamuros, altar por medio con José Antonio Primo de Rivera, el hijo del de la Unión Patriótica, que siga existiendo la Basílica de Cuelgamuros y, sobre todo, que subsista una Fundación que se llama Francisco Franco. ¿Alguien imagina en Alemania una fundación que se llamara “Adolf-Hitler-Stiftung” u otra en Italia de nombre “Fondazione Benito Mussolini? Pues eso.