La decisión de la Comisión ejecutiva federal del PSOE de cortocircuitar el pacto entre el PSN y Nafarroa Bai podría convertirse en el culebrón del verano si los socialistas navarros osaran plantar cara a los órganos centrales y protagonizar algún tipo de algarada, movida, escisión o algo así. No será porque desde alguna prensa de izquierda (y de inspiración catalana) no se les empuje. Pero no parece que vaya a prender la llama de la insurrección en el socialismo navarro, Ribera del Ebro arriba o abajo. Si en lugar de tratarse del PSOE se tratara de los comunistas, probablemente ya se habrían escindido. Aunque nunca se sabe en estos tiempos postmodernos en los que el temple bolchevique parece más blando que el merengue. En todo caso, raro será (pero no imposible, desde luego) que un grupo significativo de socialistas de la Comunidad Foral alce bandera en contra de las imposiciones de "Madrid".
Los mandos nacionales continúan con sus actividades ordinarias, quien en la gestión cotidiana, quien disfrutando de unas vacaciones. El señor Blanco asegura que la decisión adoptada es la más conveniente para Navarra y para España, haciendo ese curioso doblete retórico que se hace siempre en el país al hablar de territorios problemáticos. Todavía no he escuchado a nadie decir que algo sea bueno para Extremadura y para España o para La Rioja y para España. A su vez, el presidente del Gobierno dice que "respeta" la decisión de dimitir del señor Puras y que "respeta" asimismo a Nafarroa Bai. Cuando un político dice de otro político o partido que "lo respeta", quiere decir que le importa un rábano lo que le suceda, si se me permite una traducción a la pata la llana. Al señor Puras y a Na Bai pueden ir dándoles. Y hasta aquí, probablemente, habrá llegado la "crisis" del PSN por la que cierta derecha cree que el señor Rodríguez Zapatero debe "asumir responsabilidades", sin que se tenga idea de qué responsabilidades sean esas.
En el mundo nacionalista y sus aledaños hay notable irritación porque se les ha volado el mirlo blanco: un PSN "compañero de viaje" (o tonto útil, que se decía en los tiempos del franquismo) santificando con su presencia cuatro años de ilusionante "euskaldunización" o "construcción nacional" vasca en el territorio irredento. Qué poco dura la dicha en casa del pobre. El señor Zabaleta y Aralar en su conjunto se quedan a la luna de Valencia a pesar de haberse desgañitado condenando la violencia. Esa condena de la violencia es la que esgrimen los sociatas que quieren ver un gobierno Na Bai-PSN, como si no estuviera claro que, de haber podido presentarse los que no la condenan, el resultado de Aralar hubiera sido muy otro a la baja.
La derecha, a su vez, ve colmados sus deseos con la gobernación del antiguo reino, pero no se fía de los socialistas. Para allanar el camino, el señor Miguel Sanz aseguraba ayer que "nosotros nunca hemos dicho que el señor Rodriguez Zapatero fuera a vender Navarra" y desafiaba a quien quisiera a visitar las hemerotecas. Todo depende de que se entienda por "nosotros". Si ese pronombre personal de primera persona del plural se refiere al señor Sanz y el cuello de su camisa, seguramente será cierto, pero la hemeroteca, sobre todo la blogosfera, está a rebosar de pruebas de que tal cosa se ha dicho hasta la saciedad en medios próximos a la UPN, especialmente en blogs de orientación "liberal", vale decir, de derecha de toda la vida. No obstante, los mentores más reaccionarios quisieran arrancar del PSN un compromiso formal de que renuncia a presentar una moción de censura en este mandato. Hasta se le planteó ayer en rueda de prensa al portavoz socialista, señor López Garrido, quien contestó que nadie renuncia a medio alguno en derecho. La petición es insólita y bastante gratuita. La moción de censura es constructiva y tiene que incluir el nombre del candidato alternativo a presidir la Diputación. Y, como están las cosas, es poco probable que eso se dé. Así que, de momento, habrá gobierno navarro de UPN y aquí paz y después, gloria.
(Las ilustraciones son máscaras tradicionales del teatro No japonés).