dimecres, 11 de juliol del 2007

Una bala en la recámara.

"Me acuerdo muy bien. Cuando me detuvieron llevaba una mochila y en la mochila una pistola con una bala en la recámara. De lo que no me acuerdo tan bien es de en dónde me detuvieron. Han pasado treinta años, llevo treinta años viendo un horizonte de paredes de hormigon y comprenderán Vds. que en algunas cosas me falle la memoria. Por ejemplo, tampoco consigo acordarme de para qué llevaba aquella bala en la recámara. Supongo que sería práctica habitual en la organización: si váis armados, llevad el arma presta. Supongo. Pero la prensa lo dio con verdadero histerismo: detienen a Aritz Argingoniz Zubiarre con una pistola y una bala en la recámara. Eso era para poner nerviosa a la gente. Y es que estos españoles enseguida se ponen nerviosos. Claro que tampoco puedo hablar mucho porque los únicos españoles con los que trato son los funcionarios. Aunque de esos me lo sepa todo, si están casados, cuántos hijos tienen, etc. Pero no tengo ni zorrupia de para qué llevaba una bala en la recámara. A lo mejor tenía ya decidido un destinatario y simplemente, al haber fracasado, se me ha borrado de la memoria, como un acto fallido freudiano que, en estos treinta años, he estudiado varias carreras. Pregunto al interesado y no me responde. Miro la foto de aquel chaval de veintidós años que publicaron todos los periódicos el 10 de julio de año 2007, pero no me dice nada. Es evidente que yo no soy él. Obviamente, ya no tengo esa pinta de chaval inocente, sino esta otra que me ofrece hoy el espejo, un cincuentón calvo y con el rostro surcado de arrugas, una por cada momento feliz de mi juventud que me han robado quienes me metieron aquí. Como no creo haber sido presciente hace treinta años de forma que llevara la bala destinada a quienes ahora me han recluido aquí, debo llegar a la conclusión de que aquella bala en la recámara me estaba destinada. Cualquier militar sabe que es más honroso morir en el campo de batalla que retornar de él derrotado y, al fin y al cabo, se supone que nosotros eramos los hijos del pueblo en armas y estábamos en guerra con el invasor español. Pero eso va contra la naturaleza. Nosotros no somos kamikazes, no estamos cegados por fanatismo alguno. Al contrario, consumimos nuestras vidas entre muros porque sabemos que la liberación de nuestro pueblo es cosa cierta y segura como verdad científica y, cuando se produzca, que ya tarda, alcanzaremos vida eterna en el recuerdo de los nuestros. Amén. Jesús."