Todo esto sin ceder un ápice en mi convicción de que es necesaria la negociación y el acuerdo para resolver el contencioso vasco con respeto al derecho de autodeterminación de los ciudadanos de esa comunidad en términos que será preciso negociar asimismo. En lo que coincido sin duda con el señor Otegi en la entrevista que ha concedido a Gara desde la prisión de Martutene. Donde ya no hay coincidencia, seguramente, es en la necesidad -para mí incuestionable- de que las negociaciones o acuerdos se den habiendo previamente ETA cesado de modo definitivo y verificable sus actividades criminales. Digo seguramente porque supongo que el señor Otegi considera que el hecho de que un grupo de asesinos organizado siembre el terror entre la población civil no merma en absoluto la libertad de ésta mientras que, a mi entender, eso es obvio. Cuando la gente tiene miedo no es libre. Y en el País Vasco tiene miedo hasta el apuntador. Porque sólo el miedo puede dictar ese discurso que, enunciado por el señor Otegi, es el de la llamada Izquierda abertzale (IA) que tendrá mucho de abertzale, pero nada de izquierda en la medida en que está lleno de subterfugios, sobreentendidos y jamás se habla con claridad, sinceridad ni responsabilidad, que son tres datos básicos de la teoría dialógica de la acción comunicativa habermasiana en cuanto proyecto emancipador y democrático de la izquierda.
La dicha entrevista es un ejemplo de manual de lo que acabo de decir. La melopea oteguiana es un conjunto de circunloquios, frases hechas y hueras, y naderías inconcretas. Echa la culpa del fracaso (él dice que no es tal, pero no se sabe qué sea) de las negociaciones al Gobierno español sin formular una sola acusación específica, acostumbrado como está a que su auditorio lo crea bajo su ambigua palabra. Ya en el último año ha quedado claro que ni el señor Otegi ni nadie de la IA tiene el menor margen de autonomía frente a los pistoleros que, además, pueden dejarlos con la retambufa a la intemperie en cualquier momento. Por eso mismo, el señor Otegi elabora ese discurso vagaroso y, cuando se le pide que concrete, a propósito de la "información" de ETA y Gara con sus sedicentes "actas" de las negociaciones (se recordarán los famosos "compromisos" del Gobierno), dice que "quiero en primer lugar dejar sentado que yo no confirmo ni desmiento los contenidos de lo publicado por GARA". Obvias faltas de claridad, responsabilidad y sinceridad. Escurriendo el bulto, vamos, para no pringarse con el amarillismo de la operación.
Entre tanto, el aliado objetivo de la maniobra ETA/Gara, esto es, el PP, vuelve a desgañitarse pidiendo las actas de la infamia. Y tanto va el cántaro a la fuente que... ¡paf! sale Deia (el periódico de los nacionalistas burgueses) y publica unos borradores de preacuerdos según los cuales el PSOE parecía estar dispuesto a aceptar ciertas fórmulas de solución del conflicto (órgano común vasco-navarro, derecho a decidir, reconocimiento de Euskal Herria) todo ello en el marco del ordenamiento jurídico español...pero fueron los de Batasuna los que abortaron el acuerdo con exigencias maximalistas, impuestas por los pistoleros.
Acabáramos. Ahora está claro por qué el señor Otegi no puede confirmar ni desmentir nada. En verdad sólo puede callarse.
Hay quien especula, (en concreto el ABC) con que la "filtración" de esos documentos está pensada para influir en el enfrentamiento en el PNV entre los señores Imaz e Ibarretxe. Es posible. No deja de ser curioso que el único momento en que el señor Otegi es claro en su entrevista es en el de echar las culpas al señor Imaz y al PNV, al decir que éste no formula o articula (la expresión canónica de IA, que la empareja como siempre con ETA, es "no pone sobre la mesa") nada distinto de lo que dice el PSE-PSOE, como si distinguirse de éste a toda costa fuese una obligación moral y racional y no puro resultado de la conveniencia. En definitiva, enfrentamientos entre vascos que tienen un interés relativo.
Lo interesante de lo que se va sabiendo es que 1º) el Gobierno del PSOE hizo un verdadero esfuerzo por encontrar un acuerdo con medidas políticas de calado. 2º) Supeditándolo al ordenamiento jurídico español, como debe ser. 3º) El preacuerdo saltó en pedazos porque Batasuna, presionada por ETA, exigió su programa máximo, consistente en eliminar el marco del ordenamiento jurídico español que es donde está la madre del cordero. Y ni "compromisos" ni "compromisas": puras patrañas de ETA y su vocero.
Frente a esta realidad, las reacciones habidas hasta la fecha no son difíciles de entender. Así, el señor Otegi concluye que al Gobierno español le faltó coraje, decisión y madurez. Más bien al revés, al que faltaron (y siguen faltando) tales cosas es al señor Otegi. Las tres; la madurez también.
La derecha mediática ha decidido tirarse al degüello a la vista del contenido de los borradores, papeles, preacuerdos o "actas" publicados, sin darse cuenta de que se va a dar la enésima castaña de la legislatura y que de ésta no van a quedar ni las muelas del señor Rajoy.
Abrió fuego ya anteayer El Mundo con una de esas historias que fascinan en la casa porque mezclan la política con el dinerete, como ha hecho siempre con don Mario Conde, con el señor Amedo, con el amigo Trashorras...: el Gobierno, según el diario, estaba dispuesto a pagar hasta 1.500 euros al mes a cada etarra que se reciclara en la vida civil y a colocarlos a todos (supongo) decentemente. El mismo periódico reconoce que el cálculo económico de esta medida se cotejaba con el cálculo de los costes de posibles atentados terroristas. Pues muy bien, ¿no? No conozco de ningún proceso de pacificación en que no haya sido necesario encontrar algún acomodo a los pistoleros desmovilizados que, por lo general, acaban queriendo cotizar a la seguridad social. ¿Qué tiene eso de malo?
Libertad Digital, como siempre, decide hacer una lectura a su manera de los papeles de Deia y sale titulando que Los socialistas iban a entregar Navarra y reconocer la autodeterminación a cambio de la paz. ¡Glub! Imagino que los alféreces provisionales, monjas, curas, afiliados a Falange, Fuerza Nueva y por el imperio hacia Dios, o sea sus fieles lectores, saldrán mañana en manifa, una vez que ya son públicas las pruebas de la alta traición del señor Rodríguez Zapatero, que denunció en su día el señor Vidal-Quadras, prodigio de ecuanimidad. ¡Con qué razón exigió y exige el PP que se aporten las "actas"! Vaya, no es preciso devanarse mucho los sesos pues quien lea la información de Deia verá que el titular de Libertad Digital es simple y llanamente mentira; la misma mentira que vienen sosteniendo la derecha y los pancarteros del señor Alcaraz hace ya meses. Lo que me permite concluir con unas consideraciones este ya prolongado post: Primera: el Gobierno no ha revelado nada de lo que cualquier gobierno responsable consideraría secreto porque, entre otras cosas, perdería su crédito y dejaría en mal lugar a los mediadores internacionales que haya habido y que, por cierto, también se han portado muy bien. Y eso a pesar de las presiones de la derecha, las infamias de sus medios y el intento de chantaje de ETA y Gara. ¡Ah, los famosos "compromisos"! ¿Qué se hizo de ellos que no los avala ni el recluso de Martutene? Segunda: por lo que se ha sabido (y no por él) el Gobierno se tomó en serio la negociación, llegando a preacordar importantes medidas políticas, haciendo concesiones de calado en un intento genuino de llegar a un entendimiento dentro del marco del ordenamiento jurídico español. Es muy importante resaltar esto porque aquí reside la clave de todo. Tercera: fue Batasuna la que imposibilitó el acuerdo al no tener margen de maniobra por la imposición etarra, igual que fue ETA quien puso fin unilateralmente a la tregua el 30 de diciembre de 2006. Sostener que seguía viva hasta que fue verbalmente clausurada el seis de junio pasado sólo fue un intento inútil más de esta organización criminal de imponer un juicio sobre la realidad que únicamente cabe en su delirio fanático. Cuarta: el Gobierno, en consecuencia, ha salido muy bien librado de la aventura. La gente entiende lo que hizo y lo apoya y, como muestran las encuestas, seguirá apoyándolo si intenta negociar de nuevo en las condiciones en que lo ha hecho hasta ahora. O sea, que la derecha en la oposición lleva el camino del fracaso. En buena hora porque su comportamiento durante este proceso ha sido desleal e infame.