dilluns, 18 de juny del 2007

Más de ayuntamientos democráticos.

En el post de ayer me puse a cantar las virtudes de la actitud pactista, negociadora, cambalachera y pastelera propia de las democracias frente a las tendencias impositivas y unificadoras propias de los autoritarios. Me reafirmo en lo dicho. La democracia es una forma de organización compatible, desde luego, con cualquier composición numérica de gobiernos. Los países de tradición anglosajona suelen tener gobiernos monopartidistas, mientras que los países europeos continentales muestran una notable proclividad a los gobiernos multipartidistas y a las coaliciones. Países hay, como Holanda, que llevan más de un siglo con gobiernos de más de un partido. Las coaliciones obligan a negociar, a pactar, a ser flexibles y no intransigentes. Hasta los gobiernos monopartidistas suelen consistir en pactos entre distintas tendencias dentro del único partido de gobierno.


Así que vivan las coaliciones que sirven para que los partidos se vigilen también más de cerca e impiden que ninguno imponga todo su programa, bendito sea el Señor. Pues el partido, todo partido (hasta los que se llamen "de la Justicia" o "de la Verdad"), como su nombre indica, es una "parte". La idea de un "partido único" es una contradicción en los términos tan llamativa que parece un chiste.

Nada, sin embargo, hay perfecto en la vida; nada es absoluto y la bondad de las coaliciones tampoco. Ayer se produjeron algunas coaliciones municipales (muy pocas, teniendo en cuenta que en España hay ocho mil ayuntamientos) que son al gobierno local en general lo mismo que las astracanadas al teatro. Me parece. En el pueblo al que he venido a pasar el finde, a visitar a algunos amigos cuyas fotos igual pongo mañana si les parece bien, esto es, Chiclana de la Muga (este topónimo tiene, a su vez, copyright), una coalición PP, PSA e IU ha arrebatado la alcaldía al PSOE que la ostentaba hace ventiocho años. IU aliada al PP ya es fuerte y andan los sociatas por ahí diciendo que vuelve la famosa "pinza". A su vez, esa alianza a IU tampoco puede parecerle tan mal desde el momento es que es la consecuencia lógica de su teoría de las "dos orillas": si el PSOE y el PP son lo mismo porque el PSOE se ha hecho de derechas, tanto da pactar con el uno o con el otro.

Iba a ponerme a sentar doctrina sobre estas coaliciones sui generis cuando me entero de que en Ardales, provincia de Málaga, IU arrebata la alcaldía al PSOE en alianza con dos ediles de Falange Auténtica. Concejales comunistas gobernando del bracete de otros falangistas. No sé si cuando Carrillo formuló la audaz política de "reconciliación nacional" llegó a pensar que la cosa podía ir tan lejos.

Recuérdese que junto a la bonita teoría de los pactos se decía ayer que cada pueblo es un mundo. En el caso de Ardales, hasta parece que otro mundo. El alcalde saliente, señor Pendón, llevaba veinte años en el cargo. Que los dioses me perdonen pero, ¿no son demasiados? Como los ventiocho de Chiclana. Esa tendencia de los políticos a eternizarse en los cargos sin duda es democrática pero ¿es racional? Si son los partidos los que presentan a los políticos, ¿no pueden cambiarlos cuando menos cada diez años? Éste que se ha ido, el señor Pendón, se ha ido rabiando porque pretendía añadir otros cuatro añitos en el cargo, o sea en total venticuatro sin duda prometiendo cambio. Creo que IU ha abierto expediente a los concejales joseantonianos. La verdad es que los pavos se han pasado una primavera, no ya solamente por razones éticas sino más que nada estéticas.

Desde luego, es legal, aunque no muy legítimo. Supongo que habrá algún votante de IU que se sienta un poco estafado, incluso alguno de la Falange Auténtica (el partido que fue del señor Aznar) que pensaría que votaba a favor de los herederos de la División Azul, los héroes que fueron a dar su vida contra el comunismo en los helados frentes del Este y se los encuentra hoy en infame coyunda con los herederos de Stalin. En definitiva, una reedición del pacto germano-soviético.

Recuérdese, no obstante, que estos pactos así como de farsa y licencia del alcalde castizo son una ínfima minoría en una mar océana de sano y principiado pactar.