Todo el establishment gallardoniano hizo ayer falange macedónica cerrada en torno a su caudillo y su honra de discreto caballero herida por el truhán sociata que, mostrando sus malos modos, pretendió vilipendiar al noble regidor y enlodar la virtud de una dama que está en la calle bajo fianza de 50 kilos. Hasta El País, en un editorial de coleguilla, llamado Golpes bajos acudía en auxilio de su hombre con exculpaciones del siguiente tenor:
"Los socialistas acusaron ayer a Gallardón de haber dado trato de favor a una imputada de la Operación Malaya. El alcalde, a través de su vicealcalde, Manuel Cobo, aportó documentos que desarmaron la denuncia. Más allá de la bronca partidista, lo cierto es que, de lo conocido hasta ahora del sumario del caso Marbella, nada permite aventurar la existencia de un trato de favor del Ayuntamiento de Madrid a los negocios de Roca en la capital. Es al juez Torres, que investiga desde hace un año la corrupción en Marbella, a quien corresponde dirimir este tipo de cuestiones. Los partidos políticos no pueden despachar tan graves acusaciones por la vía de la insinuación gratuita."¿De qué me suena esta música? ¿No es la que se tocaba antaño siempre que alguien quería obviar la responsabilidad política llevándola a la penal? Pues sí, la misma.
El señor Sebastián que, insisto, no me gusta un pelo, y cuyo nombramiento como candidato me parece una vergüenza para la izquierda (acerca de esto pienso también postear uno de estos días, que ya estoy harto de una izquierda que dice no ser la derecha, pero se comporta como ella) ha hecho una pregunta y él y todos los ciudadanos tenemos derecho a que el señor Gallardón conteste sin pretextar inmundicias, aclarando si la tal señora Corulla, testaferro de no sé qué mangante, en libertad bajo fianza millonaria, trujamán de dudosas operaciones urbanísticas, recibió o no trato de favor del Ayuntamiento de Madrid. Dice El País que el Ayuntamiento "aportó documentos que desarmaron la denuncia". Pero lo traiciona el subconsciente, si es que los periódicos tienen subconsciente: no ha habido denuncia alguna; ha habido una pregunta y el Ayuntamiento no ha respondido sino con evasivas.
El monago acorazado de Acebes salió ayer en defensa de Gallardón con su habitual estilo agresivo, repleto de infamias, mentiras y desmanes verbales. Pero eso tampoco debe servir de nada: si el señor Gallardón no explica por qué el Ayuntamiento que preside tomó decisiones que favorecían a la señora Corulla en contra de sus propios criterios y estando él presente, tendremos todo el derecho del mundo a pensar que, grazne lo que grazne el señor Acebes, las peores sospechas serán ciertas y la trama marbellí tiene conexiones madrileñas.