Este finde la blogosfera española ha crepitado a modo. Según parece, El País ha censurado un artículo del señor Savater. Me resulta extrañísimo pero lo dice todo el mundo. Decenas de blogueros bombardearon el blog de Lluís Bassets, responsable de opinión de El País y que lo tiene alojado en el diario. Arcadi Espada se hacía eco del asunto ayer en su blog Diarios y los de Libertad Digital, más contentos que unas castañuelas, publicaban el artículo de marras con un encabezamiento que debió hacerlos felices: El País veta un artículo de Fernando Savater crítico con la política antiterrorista del Gobierno.
El asunto es bastante fuerte. No porque el recurso a la censura sea insólito en España; al contrario, es la norma en nuestro país donde los medios sólo dejan hablar a quienes son de su cuerda y mantienen una vigilancia estricta frente a los desviacionismos, sobre todo los medios de la derecha, que son casi todos. Lo sorprendente del caso se debe a la personalidad del censurado y el carácter del censor. De nuevo no porque El País no censure, que lo hace de modo continuo, sino porque no le pega hacerlo con el señor Savater, hombre bienquisto en la casa desde sus orígenes. Así que pensé que quizá la explicación estuviera en el artículo y me fui a leerlo en el Correo Español que es donde se publicó con el título de Casa tomada. Efectivamente el artículo es bastante fuerte en contra del PSOE, incluso pidiendo que no se le vote (lo que, probablemente, será el pretexto para la censura) e identificándose con los puntos de vista del PP. El señor Espada lo celebra mucho y hace hincapié en la metáfora cortazariana del artículo. Para mi gusto, hubiera sido mejor la metáfora ionesquiana del rinoceronte, pero cada cual emplea las metáforas que le placen. El caso es que, en efecto, el artículo se identifica mucho, pero mucho, con los puntos de vista conservadores en estas elecciones. Pero eso no me parece un motivo suficiente para censurarlo. En El País publica el señor Vargas Llosa cosas mucho más reaccionarias y peor escritas. Y esto sin contar con que el hecho de que el señor Savater tenga que ir escoltado a todas partes porque los asesinos se la tienen jurada justificaría exabruptos mayores.
No, me da la impresión de que el asunto sea de otro cariz. Todos los medios en España censuran, es práctica habitual. No me gusta ponerme de ejemplo, pero viene como anillo al dedo: a mí me han censurado en El País, Diario 16 y El periódico de cataluña y me han echado de Onda Cero y de la COPE (donde, por cierto, nunca me expliqué por qué me contrataron), de forma que me quedé sin lugar en donde opinar en los medios comerciales. Porque El Mundo, el Abc o La Razón son, por supuesto, terreno vedado. Menos mal que existe internet y tengo un blog en el que puedo escribir lo que me parece, sin temor a represalias de los comisarios políticos que, como digo, están en todas partes. No solo en los medios, también en los partidos políticos, de donde salen muchas veces las órdenes para acallar una u otra voz incómoda. Y cuando digo los partidos políticos, digo todos los partidos políticos, incluido el PSOE.
Los medios están sometidos a un equivalente de la "Ley de hierro de la oligarquía", de Michels, que podría reformularse como "Ley de hierro de la mediocridad" pues, al final, son lxs mediocres, lxs que hacen sus carreras en este u otro medio como burócratas/plumillas, quienes marcan las pautas, favorecen a lxs amigxs, ningunean a lxs que no se someten y crean un clima de favoritismo y enchufismo que se ve en todo, desde quiénes escriben tribunas a quiénes tienen columnas pasando por quiénes critican según qué libros o según qué obra de arte. Margen para la espontaneidad, la libertad, la independencia, cero. Esto lo sabemos todxs, porque todxs podemos ver el panorama de miseria intelectual de unos medios poblados por enchufadxs que bordan el papel que les han asignado porque escriben y dicen lo que la empresa quiere airear y su público leer y escuchar. Eso es evidente en el plantel de colaboradxs fijxs (con las consabidas excepciones, entre las cuales destaca el señor Savater) de El País, que es el periódico que leo. De los otros, ni te cuento.
Así que imagino que la jefatura de la mediocridad habrá aprovechado el momento de mostrar a don Fernando quién manda en el negociado, quitándose de paso la espina de la envidia, pues nada fastidia más al mediocre que la personalidad y originalidad ajenas. No obstante, no creo que el asunto vaya a más. No creo que el señor Savater tome alguna decisión drástica. Antes bien, imagino que la cuestión quedará reducida a un toque de atención al escritor para que no se pase de díscolo y aquí paz y después gloria, a seguir siendo el diario "de referencia de la izquierda".
(Las ilustraciones son Max Klinger, "El filósofo" y Pietro Longhi, "El rinoceronte", 1750)