Estos feroces islamistas, presuntos asesinos directos o indirectos de 190 personas, son más de alfeñique de lo que presumíamos. De los catorce huelguistas de hambre originarios ya sólo quedan diez y ninguno en huelga de sed. Efectivamente, ese tipo de huelga es más duro de lo que parece a quien jamás haya hecho alguna. Declararse en ayuno voluntario es facílismo: todos lxs gordxs y obesxs del país lo hacen todas las mañanas. Resistir y mantenerlo es otra melodía; hace falta fuerza de voluntad, tesón y, sobre todo, convicción y fibra moral. Cualidades que no suelen abundar entre los delincuentes comunes, como los ex-alcaldes presuntamente ladrones o los delincuentes pseudopolíticos terroristas.
De todas formas, yo pensaba que habría algo más de tenacidad entre los islamistas a diferencia del señor ex-alcalde de Marbella, pero ya puede verse que no, que incluso hay menos.
Supongo que quien estará realmente enojado con estos huelguistas de chicha y nabo será el señor Rajoy, augur de la epidemia huelguística en la España toda, cuyos presidios presenciarían oleadas de huelgas de hambre, como respuesta a la claudicación sociata frente al señor De Juana Chaos. Dado que su calidad como profeta no es mejor que su calidad como político, ¿por qué no retorna el registrador de la propiedad a su registro? Por cierto, seguimos sin saber si cobra o no un porcentaje de los ingresos de dicho registro. ¿También es un asunto de su vida privada, como el posible trato de favor del Ayuntamiento de Madrid a los negocios de la amiga del señor Ruiz Gallardón?