dijous, 31 de maig del 2007

El vencedor perdedor.

Es posible que en el tiempo que medie entre las elecciones municipales que según él y los suyos ha ganado, y las generales que según todo el mundo, incluidos los suyos, va a perder, el señor Rajoy aprenda a hacer política. Aunque quizá no le dé tiempo. Tiene el tablero muy complicado y su "entorno", palabra que no tiene por qué llevar siempre connotaciones criminales, no va a serle de mucha ayuda. A estas alturas, la mayor concentración de enemigos la tiene el señor Rajoy en su partido, manifestación práctica de aquella sabiduría teórica de Winston Churchill, cuando explicaba a un joven aprendiz de diputado en los Comunes que los verdaderos enemigos los tiene uno siempre en su partido. De aquí a las generales se decide su destino; si las gana, bueno va; si las pierde, y ya serían las segundas, que se despida.

Hay en esta situación algo de shakesperiano, un elemento de ambición, intriga, lucha por el poder, rivalidades a muerte, algo de "Ricardo III", de "Macbeth". La política debe mucho al arte escénica y el papel del señor Rajoy es difícil. Tiene que mantener unido al partido y, al mismo tiempo, conseguir que sus dos más fieles escuderos y claros rivales, se destrocen entre sí. Todo ello en sentido figurado, por supuesto; ya no ha lugar a la daga disimulada ni al tóxico asesino. Esto no es Rusia, caramba.

¿Sus dos más fieles escuderos? Claro, los señores Aguirre y Gallardón que han proporcionado la "victoria" en las municipales/autonomicas al señor Rajoy. La fuerza que tienen las elecciones, la democracia, vaya: ambos recién electos han empequeñecido a los otros dos escuderos, hasta hace poco de ostentórea presencia, señores Acebes y Zaplana. Estos dos sí que parecen haber desaparecido; al igual que el inimitable Ansar el Islam


A todo esto, hay que seguir preguntándose si cabe llamar victoria al resultado que ha obtenido el PP en las elecciones. Hago cuentas y me sale que en Cataluña no va a gobernar ninguna capital de provincia, en el País Vasco (supongo), tampoco y tampoco en Galicia; aquí ni en Vigo ni en Santiago. En Andalucía tiene cinco capitales y ha perdido Jaén. En Navarra, prosigue el serial. La sesión de control de ayer en el Congreso era, efectivamente, shakesperiana. Muy de ver el rostro del señor Rajoy escuchando al señor Rodríguez Zapatero diciéndole que se disculparan por las infamias vertidas en la campaña. Al mismo tiempo, el presidente del Gobierno decía que, si no se disculpaban, sería difícil pacto alguno pero no imposible ¿No decíamos ayer que el adjetivo imposible carecía de sentido en política? Voilà. UPN puede acabar gobernando porque el PSOE, gato escaldado, del abertzale huye

Como las desgracias nunca vienen solas y tras el pedrisco viene el vendaval, después de la colosal victoria del día 27, sale a luz el barómetro del CIS, que da al PSOE tres puntos de ventaja y presenta al señor Rajoy como el político peor valorado de los de ámbito nacional. Es decir, este pedazo de líder tiene menos de diez meses para ganar unas elecciones en las que lleva tres puntos de retraso y la peor puntuación de partida y su propio equipo quiere hacerle la cama. Ya tiene mérito. Si lo consigue, se habrá graduado como político habilísimo.

Porque lo que tiene enfrente, aparte de su propio carácter, que ya es un handicap, son baterías de grueso calibre. Sobre todo las del sector liberal, esto es, lo más integrista, sus dos auxiliares parlamentarios, los repentinamente empequeñecidos señores Acebes y Zaplana, al mando de la terrible señora Aguirre (¡cómo suenan esas erres!) que dispone de un potente aparato mediático donde lo más guapo que le dicen al señor Rajoy es "maricomplejines". Los obuses de mayor calibre, no obstante, van destinados al baluarte municipal gallardónico.

¿Será cierto que el postularse del señor Gallardón es una maniobra del perverso Polanco, el padrino Polancone? Llega M. Sarkozy; es de esperar que, tras los enojosos trámites de rigor de entrevistarse con el presidente del Gobierno, dedique su atención al señor Rajoy y le trasmita el abracadabra de cómo se ganan elecciones. Claro que M. Sarkozy es primo político del señor Gallardón. ¡Malhaya! Ya tenemos aquí la conspiración judeo-(franc)masónica.