Lo malo de esta historia de Batasuna es que sea tan previsible. Nadie se sale del guión y la pieza llega a un final sabido. Como el Fiscal General del Estado y la Abogacía de idéntico ente presentaron ayer tropecientas impugnaciones a las listas de ASB y ANV, lxs señorxs de Batasuna, pusieron el grito en el cielo, como acostumbran y lanzaron las habituales amenazas: consecuencias muy graves si la izquierda abertzale no puede estar en las próximas elecciones municipales en el País Vasco. A buen entendedor... Está claro: si no pueden concurrir, viene el primo de la pipa y la dinamita. Para rematar la jugada, por si los españoles -que somos algo lerdos- no nos hubiéramos enterado, el señor Otegi lo puso gentilmente a nuestro alcance: si no pueden estar en las elecciones, él no tendrá argumentos para defender que aquí hay un proceso de paz y convencer a ETA de que deje las armas.
No quiero que nadie se me enfade, que tengo lectorxs muy puntillosxs, pero ¿cómo calificarían Vds. esto? Yo tengo un par de calificativos, pero no voy a utilizarlos de momento para no herir susceptibilidades. Me limitaré a describir la situación y los calificativos lo ponen lxs lectorxs. Luego lo haré yo. Veamos:
I.- Hay una Ley de Partidos mejor o peor (a mí no me gusta), pero que está en vigor y regula algunos requisitos para presentarse a las elecciones.- II. Lxs señorxs de Batasuna deciden que esa ley no reza con ellxs porque no les gusta y que no van a cumplirla.- III. Y aseguran, asimismo, que estarán en las elecciones.- IV. LLegado el momento, recurren a diferentes artilugios para conseguir su objetivo burlando la ley mediante varios caballos de Troya que, en términos jurídicos son "fraude de ley".- V. Cuando el ordenamiento jurídico pone en marcha los mecanismos para que los caballos no entren en Troya, lxs señorxs de Batasuna pasan a las amenazas y se lavan las manos por lo que pueda pasar.
Y ahora sí, ahora se puede enjuiciar el empeño: aquí el hipotético castigo no vendrá de la mano de un dios, como Poseidón, sino de unos asesinos. Y los que han planificado la operación no son los inteligentes argivos con Ulises, el de los mil trucos, sino una colección de estólidos racistas.