diumenge, 6 de maig del 2007

Día D.

No pinta bien el día para mi candidata a causa de las encuestas...de las malditas encuestas de las que Mme. Royal no se fía y moi, non plus. Porque de verdad que no tiene sentido: las votaciones a pie de debate de la TV (tanto en Arte como en el sondeo de Le Monde) daban claramente ganadora a Ségolène Royal. Sin embargo, misteriosamente, en las encuestas del día siguiente, las proporciones se habían invertido: más del 55% daba ganador a Sarkozy y no llegaban al 40 % quienes creían que había ganado Royal. Y no es esto la más llamativo: también inmediatamente después del debate, un 60% de los anteriores electores de Bayrou se decanta por la señora Royal. Pero, al día siguiente parecen habérselo pensado mejor y la proporción de posible votantes de Bayrou por la candidata baja al 30%.

Líbreme Dios de insinuar que los sondeos estén trucados, pero lo cierto es que no se compadecen con los hechos. Veamos: toda la izquierda ha recomendado votar por Mme Royal, el señor Bayrou ha dicho que él no votará por Sarkozy y el señor Le Pen ha recomendado a sus seguidores la abstención. ¿Cómo le sigue saliendo a Ipsos un porcentaje del 55% para Sarkozy en la segunda vuelta? ¿Será que los votantes de esos tres grupos han decidido desobedecer al unísono a sus dirigentes y votar por el candidato conservador?

Vuelvo sobre una sospecha que he manifestado un par de veces a lo largo del proceso: el voto por razones de género, que está tanto más presente cuanto menos se habla de él. Se recordará: la presentación de la candidatura de la señora Royal desató una tempestad de improperios y estupideces machistas. Luego, el tema no volvió a tocarse. Sin embargo, en una sociedad tan masculinista como la francesa, con una de las tasas de participación femenina en las instituciones más baja de Europa, esa candidatura iba a tropezar con muchos inconvenientes. Y así parece haber sido.

Si no echo mano de este tipo de razonamiento tendré que acabar creyendo que el lamentable espectáculo de André Glucksman pidiendo el voto para Sarkozy comosi fuera el Gran Timonel hace mella en la voluntad del electorado.

Claro que, precisamente por todo ello, abrigo una última y secreta esperanza en que el voto de las mujeres francesas vaya en masa a una de las suyas porque, con todos los ditirambos de Glucksman sobre la manifiesta voluntad de cambio de Sarkozy frente al inmovilismo de la izquierda, el verdadero cambio, el que todos quieren ocultar diciendo que estamos más allá de esas pequeñeces y que lo que juzgamos son ideas y no formas...corporales, el verdadero cambio, digo, es el hecho de que, por primera vez en su historia, Francia pueda estar gobernada por una mujer de izquierdas.

Se me hace muy cuesta arriba creer que los franceses no vayan a aprovechar esa oportunidad única. Se dirá que soy un optimista incorregible pues aún tengo esperanzas de que gane la señora Royal. Ya dije desde el principio que no sabía quién fuera a ganar. Lo único que sabía es quién quiero que gane y en ese deseo me mantengo tras haber seguido laa campaña electoral muy de cerca.

Por cierto, Le Monde trae uno de esos tests que sirven para saber si uno es partidario de Ségolène o de Nicolas. Es muy curioso. Yo lo he hecho y he salido "segoleno" en una proporción 17/20. Quien quiera hacerlo, que pinche aquí