Ayer salió por la tele el señor Joseba Permach, portavoz de la izquierda abertzale (IA) y dijo lo siguiente:
«El que en este país haya elecciones democráticas o ese reto electoral sea totalmente antidemocrático no es problema de la izquierda abertzale, es un problema de todos y cada uno de los ciudadanos de Euskal Herria, que tienen derecho a elegir entre todas las opciones políticas, y es, a su vez, una obligación del conjunto de la formaciones políticas de este país garantizar que en esas elecciones todas las opciones políticas puedan estar de forma legalizada.»Pues es verdad. Es responsabilidad de la IA concurrir a las elecciones "de forma legalizada". Si no lo hace es porque no quiere, pues nadie se lo impide. La IA ha intentado hacerlo a través de la inscripción de un nuevo partido pero ya se malicia (y, con ella, el resto de la ciudadanía) que la inscripción no se va a producir. La razón es muy sencilla y resulta extraño que el señor Permach no la vea. Presentar a inscripción un partido (ASB) que incumple el espíritu y la letra de la ley es cumplirla siempre que por cumplirla entendamos defraudarla. Es llamar cumplimiento al fraude de ley, lo que equivale a llamar paz a la guerra, como en 1984.
Otra cosa es que la ley sea justa o no; pero ese es un asunto distinto, que se dirime de forma diferente. El caso es que está en vigor. Y la única forma que existe de legalizarse es cumpliendo la ley en vigor. Porque sólo así se estará en las instituciones y se tendrá fuerza moral para pedir su derogación. Mientras esto no se produzca, la IA no podrá concurrir a las elecciones y éstas no dejarán por ello de ser democráticas. Ya lo han sido en otras ocasiones, y seguirán siéndolo. Distinto sería si la IA no tuviera posibilidad de legalizarse sin renunciar a alguno de sus postulados políticos. Pero es notorio que no se le pide tal cosa.
En cambio, se me ocurre una razón por la cual se puede dudar del carácter democrático de las elecciones en el País Vasco: el hecho de que exista una organización terrorista que ha asesinado a varios concejales del PP y del PSOE por el mero hecho de serlo y que amenaza con seguir haciéndolo. Esa situación implica un grado de coacción y falta de libertad (parece que los partidos estatales tienen problemas para confeccionar sus listas de candidatxs porque la gente tiene miedo) que desdice del carácter democrático del proceso. En democracia el voto es universal, directo, secreto y, sobre todo, libre. Lo cual reza para el sufragio activo y (con la excepción del carácter secreto, por supuesto) el pasivo.
Hoy por hoy, en el País Vasco no hay libertad de sufragio pasivo. Es mérito del señor Savater insistir en ese asunto y estoy de acuerdo con él. Creo que es lo único en que estoy de acuerdo con él en lo atingente al País Vasco, pero ese punto de vista es cierto. Lo que resta carácter democrático a las elecciones, pues, no es que la IA no pueda presentarse porque la ley se lo impide, sino que los partidos estatales tengan problemas para encontrar candidatos porque ETA los asesina. El vicio de razonamiento del señor Permach es poner en pie de igualdad a la ley (que es quintaesencia de la razón pública) con una organización que quizá al señor Permach no le parezca terrorista pero, en todo caso, es una entidad privada. Una entidad privada que pretende imponer a todxs lxs demás (que son el 85% del electorado) su particular punto de vista asesinándolxs.