El señor Díaz de Mera se ha lucido en el juicio. Tres años acusando al Gobierno de ocultar un tremebundo informe que prueba la ETA conection y cuando puede mostrarlo con luz y taquígrafos, a los ojos de todo el mundo, para poner de relieve la inverecundia gubernativa y sustentar con poderoso brazo las sospechas de la autoría etarra en la masacre, resulta que el informe no parece, que él no lo ha visto, que ni le suena, sino sólo en su "música general" y que ni siquiera puede decir el nombre del colega que le habló de él, con lo que ahora se arriesga a que lo procesen por desobediencia, ocultación y qué sé yo cuantas galopinadas más. Todo un señor eurodiputado; del PP, claro es.
El asunto es ya tan lamentable que hasta su partido, como su desodorante, lo ha abandonado. El señor Rajoy le pidió que colaborara con la justicia y ni el señor Acebes, aunque lo intentó, pudo retorcer las cosas, como acostumbra, para exonerar a este acusador sin pruebas (o sea, a este presunto calumniador) y conseguir que alguien dé la cara por él. Cosa difícil, al haberse puesto el hombre solito en una posición insostenible. Hasta el sindicato mayoritario de la policía, intentado echarle un capote corporativo, ha venido a decir que quien le dio la información sobre la conexión de ETA lo engañó. No sé si hay una imagen más patetíca que la de un policía engañado.
Al final, la defensa del señor Díaz de Mera ha quedado encomendada a la gárrula procacidad del locutor obispal quien, con su habitual comedimiento, dictaminaba ayer que el ministerio del Interior está en manos de gangsters ¿Por qué será que a mí me parece que lo que está en manos de gangsters es la emisora COPE?
Comprendo la desazón que afecta a las gentes que se han tragado o han encontrado convincentes las patrañas, embustes, insidias y mentiras que llevan tres años soltando los medios y el partido de la derecha sobre el 11-M. Con lo que ya sabemos del juicio es patente que la mentira de la conexión etarra es eso, mentira.
Pero hay más. El desarrollo del juicio no solamente ha probado ya que la fábula de ETA no se tiene de pie, sino que lo está probando de forma muy cómica. Porque es cómico montar una campaña contra un Gobierno basada en una mentira y en una mentira estúpida ya que, curiosamente, ese informe sí existe, pero obra desde el principio en poder del juez de instrucción Del Olmo y en él se dice justamente lo contrario de lo que anda propalando el señor Díaz de Mera desde hace tres años, esto es, que no hay conexión alguna entre ETA y el once de marzo.
Este Díaz de Mera no parece tener muchas luces.