No creo merezca la pena observar que eso de hacerse lenguas por escrito del libro del hijo de uno es incurrir en las feas costumbres del nepotismo, el enchufismo y el caciquismo tan arraigadas en el ámbito hispánico y contra las que se supone que lucha el regeneracionismo neoliberal. Y no merece la pena porque no es la primera vez que el ilustre novelista incurre en tan lamentable corruptela. Ya prologó el Manual, lo que no le impidió darle el correspondiente jabón en la prensa.
En esencia, el valor de estos libros, según el señor Vargas Llosa, reside en que, además de estar escritos por el retoño, ponen en solfa a la izquierda latinoamericana, víctima de esa congénita idiotez
"tercermundista, en todas sus aberrantes variaciones, desde el nacionalismo, el estatismo y el populismo hasta, cómo no, el odio a Estados Unidos y al 'neo liberalismo'".Idiota, pues, viene a ser sinónimo de "izquierdista latinamericano" (y, por extensión, claro, español), un/a pobre ignarx que cree todavía en el valor de lo público frente a lo privado y aspira a modificar las sociedades en función de criterios de esa "justicia social" a cuya sola mención el habitualmente pacífico señor von Hayek empezaba a dar muestras de impaciencia casi grecolatina.
Hayek es una de las luminarias que el señor Vargas Llosa junior y sus dos amigos, recomiendan a los idiotas si quieren salir de lo que Kant llamaba el "estado de inmadurez del que sólo nosotros somos responsables", hablando de la superstición de la que habría de librarnos la ilustración, igual que el neoliberalismo nos redimirá de la idiotez izquierdista. Hayek, Von Mises, Popper y Ayn Rand, entre otros, son la cura de la idiotez de la tribu de la idiotez. Estos desidiotizadores no andan muy à la page, en verdad. A mí me viene muy bien porque así me hago propaganda ya que, si no estoy equivocado, soy el único español (y, encima, no neoliberal) que ha publicado un libro sobre Ayn Rand, (Literatura y política. La obra de Ayn Rand), interesantísima guionista, novelista y pensadora ruso-americana. A cambio de recomendar a unos, el señor Vargas Llosa desaconseja a otros, verdaderos gurús del idiotismo, por ejemplo, Noam Chomsky. De Chomsky dice el novelista que es muy buen lingüista pero sólo se le ocurren disparates en política. Bueno, es lo que le pasa a él: muy buen novelista y un zopenco en lo político. Por lo demás, estos neoliberales debieran recomendar otra gente más actual, más conectada con el mundo de hoy, al parecer tan lleno de idiotas como el de hace 10, 20, 100 años. Qué peste, Señor...
(En la imagen, Eduardo Zamacois y Zabala, El favorito del rey, 1867).