dimarts, 13 de febrer del 2007

Aznariana.

Leo en el 20 Minutos que el Gobierno del señor Aznar envió policías a interrogar a algunas de las personas que los EEUU tienen secuestradas en Guantánamo contra todo derecho y justicia, con ánimo de que se autoinculparan en crímenes que no habían cometido. En la misma noticia se dice que el señor Aznar califica al señor Chávez de dictador. Hay algo ahí que no acaba de encajar. El señor Chávez ha sido elegido en unas elecciones democráticas y limpias, como lo fue el señor Aznar. No puede, pues, ser dictador por el origen, como quiere la doctrina clásica. ¿Lo será por el ejercicio?

Veamos: todavía no se ha visto al señor Chávez meter a su país en una guerra en contra de la voluntad de su población; al señor Aznar, sí. Tampoco se ha visto al señor Chávez mentir como un bellaco sobre la motivación de esa guerra; al señor Aznar, sí. Asimismo, no se ha visto al señor Chávez emplear fondos público para comprar una medalla estadounidense; al señor Aznar, sí. Ni se ha visto al señor Chávez mentir a lo bestia a su pueblo, tomándolo por idiota, sobre la autoría material del atentado del 11-m; al señor Aznar, sí. Ni se le ha visto enviar sayones a "interrogar" a ciudadanos secuestrados en Guantánamo; al señor Aznar, sí.

Por último, ¿no es obvio que el señor Aznar degrada a su país y a su gobierno legítimo en el extranjero siempre que puede? Que yo sepa, el señor Chávez no hace tal cosa. ¿Quién es el señor Aznar para tachar de dictador a nadie? La pregunta es retórica: ¿quién ha de ser? Pues un empleado de un magnate ultrarreaccionario de los medios de comunicación, empeñado en imponer el más crudo neoliberalismo en todo el mundo al servicio de los planes imperiales de los EEUU. Esto es, el señor Aznar es un lacayo del Imperio, una desgracia para su propio país y una vergüenza para sus correligionarios, lo digan o no.