¿Coincidencia? ¿Casualidad del destino? ¿Sucia maniobra al alimón de los sanguinarios batasunos, esbirros de ETA, y el ultrarradical vendepatrias de Zapatero? ¿Aleve intento de la masonería, que siempre ha odiado a España, y más desde que el Invicto pasó a peor vida? Nunca lo sabremos, a no ser que los de Libertad Digital, cuya relación con la realidad es como la de Diógenes con el hombre, nos ilustren sobre qué conjunciones astrales han debido de darse para que ayer, domingo 14 de enero y un día después de que una ríada de rojos emponzoñara las calles de Madrid, tanto el Presidente por accidente como el trujamán de ETA concedieran sendas entrevistas a la hojillas parroquiales que les sirven de correveydiles, esto es, el diario El País en el caso de Bambi y el diario Gara en el del gauchista abertzale o, como escribe la prensa reciamente hispana, aberchale.
No se me negará que lo divertido hubiera sido hacer las entrevistas cruzadas, Gara a ZP y El País a AO. Pero, para que algo así sea posible han de pasar 200 años más de democracia. El diario del infame Polancone, en la persona de su nuevo director, Javier Moreno, acudió a La Moncloa a impartir las consignas del grupo Prisa para los tiempos posteriores a la ruptura de la tregua. El diario no quiere ni oír hablar de nuevas negociaciones y el pusilánime presidente se plegó a sus exigencias: punto final al diálogo con ETA. De ahora en adelante, policía y tente tieso en Vascongadas; que ya va siendo hora de repartir unas castañas.
Es triste que sean los espurios intereses del monopolio polanquista quienes tengan que insuflar algo de gallardía en la complaciente y genuflexa actitud del criptoetarra ZP. Pero hágase el milagro y hágalo el diablo, dirán en la COPE, cadena acostumbrada a tratar con las potencias celestiales o infernales. Moreno hizo una entrevista palaciega, dejando que ZP se explayara donde le interesa y no poniendo el dedo (y, si necesario fuese, también la mano y el pie) en la herida abierta y supurante de ese partido enemigo de España que es el PSOE, del continuado diálogo del Gobierno con ETA. Se trató de una entrevista para mayor lucimiento del hombre que se rindió ante los terroristas, al extremo de considerar que el bombazo de Barajas fue un "trágico accidente" puesto que le arrebata la posibilidad de seguir desmembrando a España o de entregar Navarra entera, atada de pies y manos a la voracidad sabiniana.
En el otro extremo, la entrevista de Otegi en Gara pone de manifiesto la insolencia de los valets de ETA, que insisten en que el llamado "proceso de paz" (que ya Alcaraz definió hace tiempo como "proceso de rendición"), sigue adelante como si los dos muertos a causa del bombazo de la T4 fueran pequeños gajes del oficio, del oficio de plantabombas, supongo. Otegi imparte la doctrina en referencia a la cual se juzga a todos los partidos en el PV, que es un proceso que debe acabar en la territorialidad y el derecho de autodeterminación. Y da por descontado que el Gobierno de España tendrá que admitirlo. El párrafo que tiene que hacer furor en el zoco de la rebatiña por los retales de España, contestando a una pregunta sobre si, a la vista de la bomba, había algo que no estaba bien atado: "Las cosas estaban suficientemente atadas, lo que ocurre es que hay ciertos compromisos que no se han cumplido". Compromisos que detalla Gara y que van a provocar tormentas parlamentarias, con el navío del Gobierno a punto de ser aplastado a su paso por las Simplegades de la oposición parlamentaria, igual que el Argos a las órdenes de Jasón. Aunque el asunto no debiera ser difícil, pues si, como dice Gara, hubo un organismo internacional en funciones de fedatario, bastará con preguntarle. A ver, ¿qué compromisos tenían los sociatas a espalda de la sociedad? Queremos saber. Porque si Otegi dice que hubo compromisos, hubo compromisos, pues este Otegi es hombre de palabra. Bueno, es hombre de palabra si es la suya contra la de los sociatas. Si no, no. En todo caso, ahora que el proceso se ha roto, ya da igual cuáles sean aquellos compromisos. O no, no da igual. Siempre es interesante saber cómo razonan nuestros semejantes, aunque a lo mejor llamar "semejante" a alguien de Batasuna sea un overstatement. En resumen, es interesante cotejar las dos entrevistas. Y, claro, no es un diálogo en tiempo real, son dos monólogos que discurren paralelamente, sin tocarse, sin verse siquiera y simultáneo, desde luego. El ejemplo más evidente: Otegi afirma que el Gobierno británico se reunió son el Sinn Féin incluso con atentados y no se le ocurre que eso no puede aceptarlo el gobierno español. Igual que el Gobierno español pide que Batasuna condene la violencia sin imaginarse que eso no puede aceptarlo la otra parte. Batasuna no puede condenar la violencia porque la base de su función avasalladora es precisamente la violencia. Y tampoco está especialmente interesada en que desaparezca porque su eficacia negociadora depende de ella. Si no existiera la violencia sería imposible que una agrupación que representa al 10-12% del electorado condicionase de tal modo la política vasca.