Andaba yo dando vueltas al bombazo de Barajas sin salir de mi perplejidad. Había escrito ya dos artículos sobre él y seguía sin estar conforme conmigo mismo: demasiado genéricos; poca precisión. Veía y escuchaba las noticias con desasosiego: que si la furgoneta, que si tres avisos, la T4 derruida, Barajas colapsado. Atendía a las declaraciones de los políticos: el señor Rajoy condenando al señor Zapatero, no a ETA; el señor Alcaraz, cada vez más insoportable, tirando también contra el señor Zapatero, no contra ETA, y convocando manifas contra el Gobierno, no contra los terroristas. Leía comentarios y análisis, casi todos ellos indignados...contra el Ejecutivo, como si hubiera él puesto la bomba y escritos por finxs y experimentadxs analistas que, salva rarísima excepción, estaban en posesión de la verdad y reprochaban acerbamente al Gobierno que no fuera capaz de verla y seguirla.
En medio de aquel estrépito había una curiosa coincidencia: el culpable era el señor Rodríguez Zapatero. Cierto, algunxs comentaristas (quizá lxs más experimentadxs o lxs menos descompuestxs) empezaban su diatriba avisando de que lxs únicxs culpables de las bombas son quienes las ponen; pero eso era para arremeter después siempre contra el presidente del Gobierno seguramente con mejor conciencia.
En la derecha -desde la pretendida "centrista" del PP hasta los neonazis de los medios y los que se manifiestan con la AVT- ni sombra duda: Zapatero era culpable por haberse entregado a ETA, por haber claudicado, por haber vendido España a los terroristas. No es necesario que haya conexión lógica alguna entre el hecho y la explicación, entre la supuesta claudicación y la bomba. ¿Desde cuándo se requiere lógica para insultar a alguien? Para la derecha, Zapatero es culpable igual que María era virgen: antes del bombazo, durante el bombazo y después del bombazo.
Entre la izquierda radical, la misma unanimidad: Zapatero era culpable por lo contrario que decía la derecha, por no haber hecho concesión alguna, por no haberse movido un solo milímetro, por cobarde, calzonazos y vendido a la oligarquía mesetaria, y por no haber seguido los sabios consejos de quienes, cuando los someten al veredicto de las urnas, ni de lejos llegan al 3% de los votos. Pero, eso sí, emplean siempre la primera persona del plural al hablar, como si lo hicieran en nombre de incontables y oprimidas masas.
Prácticamente nadie echaba la culpa de la bomba a quien la puso: ETA
¿Cómo es posible, pensaba, que alguien pueda ser culpable por hacer algo y no hacerlo al mismo tiempo; por A y por no-A? ¿Es que no ha pasado Aristóteles por el mundo? ¿Es que los llamados analistas no están sometidos a las leyes de la lógica, como todo quisque? ¿O es que, como era muy posible, se saltaban la lógica porque razonaban con las vísceras aunque por motivos distintos? Alcanzaba mi asombro altas cotas cuando recordé el bellísimo poema de Rudyard Kipling, If; sí, sí, del racista, imperialista y magnífico escritor de la thin red line, el poema universalmente conocido que dice (en traducción libérrima mía, el original, pinchando en la imagen de la derecha):
"Si conservas los nervios templados/ cuando los demás los pierden y te culpan por ello(...) Tuya es la tierra y cuanto hay en ella/y, lo que es más, serás un hombre, hijo mío."Me dije: ¡bingo! Conservar los nervios mientras los demás los pierden. Y seguí diciéndome: haz un ejercicio constructivo, Ramón, mira a ver si puedes aportar algo sin querer abrir la cabeza a nadie con tus razones y sin pretender ser el portador privilegiado de la verdad en tan oscuro asunto. ¿Y qué diré? No puedo empezar diciendo que Zapatero ha probado ser más hombre que todxs cuantxs lo insultan (desde bobo solemne -otra vez- hasta socialfascista pasando por lo inimaginable) porque me arriesgo a que me insulten a mí también y con poco provecho. Y de nada servirá que lo arrope diciendo que los únicos políticos que, a mi entender, han estado a la altura de las circunstancias han sido Zapatero, Ibarretxe y, corrigiéndome a mí mismo -nobleza obliga- Otegi. Así que salvaré los muebles diciendo que Zapatero, Ibarretxe y Otegi han cumplido el primer y más importante "if" de Kipling, casi sin saberlo ellos mismos, por imperativo hegeliano de la astucia de la razón. Hacia los tres tengo críticas, por supuesto, pero no hacen aquí al caso; ya saldrán en otra ocasión. ¿Que tienen de momento en común? Que los tres han evitado la trampa de la bomba y el arrebato posterior, han conservado los nervios y creen que el proceso debe seguir. Justo los tres que saben de qué va esta guerra.
A continuación procedí como hacen los matemáticos en ciertos casos: dando un problema por resuelto y rehaciendo luego el razonamiento para encontrar la solución. ¿Cuál es la solución según parecer general? (excepto de la derecha, claro). Que el proceso de paz llegue a feliz término. Pues así es como lo hará precisamente porque los tres actores políticos (no militares) del proceso no han cedido ni han roto la baraja, que es lo más inteligente que cabe hacer, aunque no le guste a la manga de genios que ayer exhibió la panoplia de soluciones mágicas, desde cerrar las ikastolas hasta declarar a España república bolchevique.
Si alguien rompe el proceso, que sea ETA y que arrostre las consecuencias. Es fácil poner una bomba. Lo difícil viene ahora: explicarla. Pero que sea ETA quien la explique; no los "etálogos". ¿Por qué? Porque ahora vamos a comprobar si es verosímil una vuelta al terrorismo, al coche bomba, al tiro en la nuca. En principio la bomba era una amenaza: o cedéis o retornamos. Pero las amenazas tienen que ser creíbles; si no, no sirven de nada. Horas después del zambombazo, ya estaba claro que el Gobierno no cedía. Y, ahora, ¿qué? ¿Qué vamos a hacer? Entiendo yo que seguir negociando, ¿no? Y esto no es una verdad de esas que blanden los neonazis y los arbitristas revolucionarios más o menos bienintencionados, sino una hipótesis, un cálculo, una apuesta.
Pero seguir negociando en unas condiciones distintas con un gobierno y una Batasuna fortalecidos. El Gobierno porque a) no ha cedido a las pretensiones de ETA, y b) no ha cedido a las pretensiones de la derecha de clausurar las negociaciones. Batasuna porque ya se ha demostrado que la opción militar no sirve a) como forma de lucha y b) como amenaza. Al fin y, al cabo, no se olvide, fue ETA quien abrió el proceso y lo abrió porque sabía que la opción militar no tiene salida. Sin embargo, mantuvo la iniciativa. Compartida con Batasuna, pero la mantuvo. El bombazo del día 30 del año pasado (ganas dan de escribir del siglo pasado) es el canto del cisne de esta fórmula. Ahora hay que volver a matar o aceptar que toda la iniciativa pase a Batasuna.
Porque, por la misma naturaleza de las cosas, así como el modus operandi de ETA es la guerra, el modus operandi de Batasuna es la política. ETA, que es una organización antigua, parte del supuesto de Clausewitz de que la guerra es la continuación de la política por otros medios. Batasuna, que es una organización más moderna, seguramente habrá leído a Foucault (o no, y toca de oído, o se lo decimos los demás) y entiende que la política es la continuación de la guerra por otros medios. Para hacer política, Batasuna tendrá que legalizarse, tendrá que moverse y sólo entonces, cuando se haya movido Batasuna, podrá empezar a moverse el Gobierno y podremos exigirle cuentas estrictas en las materias que le corresponden desde la política penitenciaria al derecho de autodeterminación. Y para largo lo fío, cuando de ese derecho no quiere oír hablar la derecha ni el 90% de los justicieros izquierdistas que ayer ponían a caldo al señor Zapatero. Y sin dudas al respecto: la legalización es la vía para hacer política desde las instituciones. Que no creo yo que ERC, por ejemplo, sea menos independentista que Batasuna. Y ahí está, en el gobierno catalán.