dimarts, 9 de gener del 2007

De los insultos.

Esto de la blogosfera tiene alguna servidumbre, que más parece epidemia, con los insultos amparados en el anonimato. En un principio el personal cree que el asunto tiene chispa; luego, empieza a cabrearse. Hay gente que parece que no tenga otro pito que hacer que meterse en la red a insultar. El caso es que, como me molesta que me insulten, me he dado de baja en El InSurGente que es un gran periódico en el que lxs lectorxs (y todo quisque) puede insultar a lxs colaboradorxs, a lxs redactorxes y a quien quieran refugiándose en el anonimato. Yo eso no lo comparto, así que he publicado un artículo de despedida que se llama Adiós y se ha armado un lío en el periódico, con la gente escribiendo una para decir que me quede y otra para decir que me vaya más que a paso. Muy interesantes y reveladores comentarios. Merece la pena echar una ojeada. En todo caso, el tema da para mucho: la libertad que la red procura, ¿debe pagarse al peaje de aguantar los insultos? En mi opinión, no, por razones clarísimas. Ningún derecho es absoluto y el de libertad de expresión, tampoco. Nadie puede gritar "¡fuego!" en un cine abarrotado y a oscuras. Mi libertad de expresión termina donde empieza el derecho de los demás al buen nombre y a su dignidad personal. Y eso, que vale en general, vale en lo concreto, para un artículo que publiques en la red. Quien quiera insultar al prójimo, que compre un espejo.

En medio de la turbamulta me he encontrado dos gestos conmovedores: una niña de 10 años que lee mis artículos, diciendo que son los de un vaquero, pues el Insurgente publica una foto mía con un sombrero tejano; y el chiste de Kalvellido ke se ve más arriba. Grasias, Kal, snif, snif, te debo una, kon el Kapitán Amerikkka triunfando y el guerrero l'antifás, ahí es ná.


Mira una imagen del guerrero l'antifás de hace como 50 años, dibujado por Manuel Gago, que también era un genio. Pura "alianza de las civilizaciones". ¡Cómo cambian los estilos artísticos, ¿verdad? Está bien, ¿eh? Pues nada, que me he quedado traspuesto con el chiste dedicado, que es un farde y lo voy a mostrar por ahí.