El antiglobalizador, alternativo campesino José Bové cree que la ultima división de la hasta hace poco prometedora "Unión antiliberal" francesa es una muestra más de que el "desmigajamiento" es el problema de la izquierda de la izquierda francesa. Ha sido incapaz de consensuar una candidatura única en las próximas presidenciales francesas: los comunistas han propuesto a su candidata, los de la Liga Comunista Revolucionaria al suyo, y el bueno de Bové se ha retirado, lanzando fuertes y justas críticas a sus aliados. Un saludo a Bové, hombre íntegro, que demuestra así que no pierde el trasero por la nominación ni el cargo, como los otros "unitarixs".
Esta división de los grupos izquierdistas (todos ellos muy puros, naturalmente, verdaderos portadores de la grímpola revolucionaria) fragmentará aun más el voto de la izquierda radical y la hará más inane e irrelevante, si cabe. Por supuesto, de prestar esos votos a los asquerosos socialdemócratas, los del "mal menor", etc, etc, ni hablar. Como, según ellos, no hay diferencias entre Sarkozy y Ségolène Royal, pues nada, si por la izquierda radical es (incapaz, ya se ve, de poner en pie una alternativa electoral medianamente viable) que gobierne Sarkozy, al estilo de la fábula del perro del hortelano. ¿De qué me sonará a mí esto? Menos mal que, por fortuna para todxs, incluidxs estxs mismxs "ultraizquierdistas", es bastante probable (crúcense los dedos porque la campaña anti-Ségolène está siendo muy cruda) que Mme. Royal gane las elecciones, incluso sin los votos de esta "auténtica izquierda", esto es, la de quedarse en casa sin hacer nada porque, al fin y al cabo ¿verdad? todxs son iguales, el capitalismo siempre vence y blablabla.