dissabte, 2 de desembre del 2006

El salario del terror. Entrega XVI

Qué más podían desear los forjadores de la fábula queremos saber que una suculenta detención de siete ciudadanos implicados en un tráfico ilegal de explosivos y drogas, de los cuales, cuatro policías. Sí, sí, ahí queda eso: poooolicías. Ajá, ajá, ¿cómo dice? ¿Uno de ellos estuvo destinado hace un año en la comisaría en dónde apareció la mochila fatídica? Más claro, agua: explosivos, drogas, poooolicías, mochila, PSOE culpable, Zapaterodimisión.

Pero oiga, parece que dos de los policías están acusados de revelación de secretos, creo que a El Mundo. Bueno ¿lo ven Vds. ahora? El Mundo tiene fuentes fidedignas. Tanto que lo acusan de inventarse la realidad... Pues no, señor, sus fuentes son la mismísima policía. ¿Y por qué se detiene a esos dos admirables servidores públicos por el solo delito de poner en conocimiento general el peligro que corren las libertades y la unidad de la Patria? ¡Como si lo ignorara alguien! Para desviar la atención del hecho gravísimo de que hayan tenido que detener a policías relacionados con el 11-M

Pero estos policías son del Rayo Vallecano y el quid del 11-M, según sabia doctrina, es cosa del comando Amorebieta. ¿Ve, lo ve ahora todo el mundo? Eso es lo que prueba definitivamente que la detención de estos chivos expiatorios que no saben nada de nada sólo trata de desviar la atención de los execrables crímenes de los esbirros felipistas.

Creo que me he perdido: ¿los chivos expiatorios son los admirables servidores públicos? ¿Admirables? ¿Servidores? En algún momento se sabrá la verdad y, entonces, temblad descreídos, relativistas y progres todos.

Fundido en negro.
Continuará.