dijous, 28 de desembre del 2006

Desear la muerte al(a) prójimx.

La que ha armado esa chica de Rivas Vaciamadrid que deseaba en su blog la muerte a Fraga y un infarto a Esperanza Aguirre, entre otras cosas que le gustaría que le trajera el año 2007. Para que digan después que la blogosfera no es chicha ni limoná. Al parecer, la bitácora que, supongo, habrá pasado de tener unas decenas de visitas a estar colapsada, se consagra a la poesía y en el post de anteayer, la autora, Leire Olmeda, coordinadora de la giovinezza de IU de esa localidad madrileña, escribía

"quiero que Fraga se muera/quiero un infarto para Esperanza Aguirre/quiero que el Decano se parta la crisma con su suelo//quiero acabar la carrera/quiero que me admitan en el doctorado/quiero un curro compatible con los estudios/quiero que me paguen mucho/quiero que el Decano se parta la crisma con su suelo."
Incluyo enlace a su blog, llamado (con curioso acierto sobrevenido) Saturada, si bien, muy compungida por la que se le ha venido encima, ya ha borrado el post en cuestión y, por tanto, es imposible saber si tales deseos formaban parte de un poema o no. Desde luego el quiero que el Decano se parta la crisma con su suelo (la chica es estudiante de Psicología) no tiene perdón de Elio Antonio de Nebrija. Ese anglicismo de "su" suelo sería ya bastante para desearle la muerte, caso de que los demás padeciéramos el mismo grado de idiotez moral.

Por supuesto, la cosa no tiene mayor trascendencia, porque, además de ser una idiotez moral, desear la muerte de alguien que no amenaza nuestra vida es una idiotez a secas, cuando no está en la mano del que desea realizar su deseo. Cuando lo está (por ejemplo, caso del señor Bush con el señor Sadam Hussein), ya pisamos otro terreno, el de la inmarcesible justicia, ¿verdad? En todo caso y aquí es donde viene lo significativo de la blogosfera, algún chivato -quizá un convecino de Rivas o un(a) compañerx de carrera o de partido- fue con el cuento a lxs de Libertad Digital, que salió encendido ayer, sacando el asunto en portada, rasgándose las vestiduras, como tienen por costumbre cuando no son ellxs quienes insultan, agreden o injurian...y, de paso, metiendo el patoncio hasta el corvejón. Al tratar de montar el escándalo y extrayéndole el jugo a lo hipócrita, moviendo a lxs muertxs en plan lacrimógeno, cosa que suele dar buenos dividendos, los liberales ultraderechistas decían que

"Días después de que falleciera Loyola de Palacio, Leire Olmeda pide como deseo dos muertes más, cómo no, en el Partido Popular."
Patoncio. Ayer también daba la noticia de Leire Olmeda Nacho Escolar, quitando histerismo al asunto con mucha cordura y poniendo un enlace a El País de 21 de octubre de 2004 en el que alguien desea repetidamente la muerte de Fidel Castro y ese alguien es, precisamente, Loyola de Palacio. Bueno, bueno, bueno. ¿Qué me dicen? ¿Hacemos un poco de humor negro ahora? Porque resulta que la que se ha muerto ha sido la que deseaba la muerte a Castro. ¿No basta esto para que en LD se callen prudentemente?

En todo caso, supongo que la chica Olmeda vivirá todo el año 2007 en una zozobra, pendiente de la salud de Fraga que, obviamente, es más quebradiza que la de doña Esperanza Aguirre, cuyo espartano tren de vida, con el que apenas llega a fin de mes, le garantiza gran longevidad. Irónicamente, la foto de Xurxo Lobato (La Voz de Galicia, 1992) podría llamarse el dominó de los muertos vivientes puesto que si a uno le deseó la muerte la señora De Palacio, al otro se la ha deseado la chica Olmeda.

Mas, visto cómo tratan los dioses a quien desea la muerte al(a) prójimx, si es católica, (que también entre los rojos de IU hay fervorosos siervos del Señor), a Leire Olmeda le convendría prepararse à tout hazard, como una buena virgen prudente, por si acaso llega el Esposo cuando menos lo espera, o envía a sus emisarios, como lo veía el gran Gutiérrez Solana en su famoso cuadro (fragmento) de El fin del mundo, una reinterpretación del sempiterno tema medieval de la muerte y el avaro, la muerte y la doncella, etc.

Hay algo inconfundible, irrenunciablemente español en este macabro episodio y es la sempiterna afición patria por el humor negro, por andar tonteando con la muerte, sobre todo, claro está, la ajena. Y no por un sentido trascendental de la existencia, como sostienen los españoles de recia urdimbre nacional, que nos hace reflexionar profundamente sobre las postrimerias, sino como parte de una visión histriónica del mundo, como una farsa de vanidades en la que la muerte se ve como una ridícula pirueta de la vida. ¿Cómo no iba a ser macabra la blogosfera española?