Aquellos tres individuos que, reunidos en las Azores en un día aciago, anunciaron al mundo que tenían intención de invadir el Irak en busca de unas armas que ellos sabían muy bien que no estaban allí, tienen para siempre su nombre unido a esta infamia, a este caos sangriento. Porque ya nadie niega los hechos. El Irak es un país destrozado, asolado, un infierno en que que no hay seguridad alguna y en el que la gente vive en mitad de la desolación, como se ve en la foto de Comité Central Mennonita. Bagdad, la ciudad del califa Harun al Rashid, es hoy una capital fantasma, sometida a toque de queda indefinido y en la que cada noche (y eran mil y una) aparecen docenas de cadáveres tirados por las calles, víctimas de ejecuciones extrajudiciales, a veces con signos de horribles torturas. Un lugar en el que se quema a la gente viva a puñados sin más que por ser sunita o chiita.
Los tres de las Azores prometieron una era de democracia, paz y bienaventuranza al pueblo iraquí, una vez liberado de la tiranía de Sadam Husein. Le han traído lo contrario. No debieran irse de rositas después de este crimen, ¿verdad? Al propio tiempo, la imposibilidad de arbitrar alguna medida penal por la comisión de este delito (a excepción de la muy improbable inhabilitación del señor Bush) nos obliga a plantearnos un juicio crítico acerca de cómo hemos planeado nuestras relaciones internacionales.
Hubo un tiempo en que los estudiosos sostenían que el imperialismo de los EEUU era cualitativamente distinto de los anteriores, el británico y el francés debido a que no se fundamentaba en la supremacía militar sino en la económica. Lo cierto es, sin embargo, que los EEUU emplean la maquinaria militar todavía más que los imperios precedentes. Ninguno de estos ha intentado destruir países enteros, como lo han hecho los EEUU en dos ocasiones, en Vietnam y en el Irak y todo para perder la guerra en ambos casos.
¿Cómo es posible que los EEUU estén presididos por un sujeto que dice que Dios le habla? Un sujeto que dice que dejó el alcohol hace años. No sé...